domingo, 18 de enero de 1970

18 de Enero, 1968: BOA MADRE

¡una Sorpresa NO anunciada!
PRÓLOGO - la Sorpresa anunciada
Nada como asomarte a un futuro previsible para que se esfume. Ya en 1963, mi carrera de pintor se truncó en pleno despegue por el asesinato de Juan Fitzgeraldo, allá en Dallas. Así empezó en 1968 una cuesta de Enero que nos parecería de bajada hoy, abordando mi primer Cuarto de Siglo con sorpresas a granel.

Como aquel secreto a voces destempladas, permeando al último rincón de una Volkswagen que de mexicana, sólo el prestanombres tenía: mi escapada con la secre de la gerencia al Hotel de Paso en la Colina, ése sábado en que TODOS mis compañeros de trabajo interrumpieron nuestra salida, al desfilar con los Autos Nuevos en una fila india interminable de saludos hacia nosotros. Aconsejé a la dueña de nuestro auto, que correspondiera tales saludos o creerían que me acompañaba otra dama.

Desde ése día, planearon sorprenderme en mi casa, al cumplir mi primer Cuarto de Siglo; repartido entre 2 continentes, 3 lenguas y 4 países, empezando como rehén de guerra y apuntando ahora como Técnico Automotriz en el Caribe.

Se esmeraron mis compañeros de trabajo bajo la batuta gerencial, armaron toda una cena de postín con excelentes vinos para conmemorar que nuestro "discreto" noviazgo,  rompía escandalosamente con la política empresarial: no tener relaciones personales entre empleados.

Puse cara de "estoy omnibulado", anque pedir permiso para usar mi casa puso la pulga en mi oreja. Todos los jefes departamentales acudieron, menos los ex-Hitlerjugend tedescos de la Gerencia. Así que nadie nos escupió felicitaciones en CroMañón para despedirnos del trabajo al día siguiente. Un timbrazo añadió grata sorpresa (creo la única de todo éste fatídico año): el Dr. Sadourny recién llegado de Rusia, ex-galán de Line preguntando por ella y con tanto gusto cenó, que mi futura cuñada ya sentada en sus piernas presumía Kubanca (gorro de astracán) compartiendo gran sonrisa y apetito.

Mi futura y mi cuñada bajaron a la cocina del segundo piso, para prender 25 velitas al Príncipe Alberto, ése pastel tan delicioso que hacían en Duca D'Este. Escuchábamos las peripecias de un pediatra mexicano, capacitándose sobre cuidados y educación de la niñez por diferentes partes de la URSS, cuando el timbre sonó lúgubre ésta vez.

 Me asomé desde el Trecer piso para encarar una panza de seis meses (¡MÁDRE!), con sonrisa de una noche de invierno, acompañada por su hermana mientras exclamaba: -"Mi mami me corrió de la casa." En épocas anteriores a los exámenes de ADN, ya sabías si eras o no el padre - pero hasta el tuétano.

Un poco conmocionado bajaba escaleras para abrir la puerta, cuando me cruzó un torbellinoso Príncipe Alberto (ése pastel tan delicioso que hacían en Duca D'Este, con velas aún humeantes) sobre dos féminas resoplando fulguretas gatunas, una de ellas con el Astracán a la cabeza y ambas con reprobación TOTAL por cara, subieron a su autito y desaparecieron entre la bruma que flotaba desde una barranca con árboles, en aquellas Lomas invernales.

El tiempo estirado al máximo era demasiado pegajoso. Me repuso lo frío de la bruma y resubí a mi tercer piso. Ahí adquirió la dimensión de pesadilla el tema sorpresas; veía el resultado de una noche de verano bien calculada, creyendo yo que fué casual: la presa SiEMPRE es la última en enterarse. Al menos la pesadilla rayaba en Melodrama, como si nadie hubiera esperado otra cosa que lo desconocido y con buen humor a lo mexicano. Si la vida no vale nada y no le temo a la muerte, paqué la hago de más pedo.

El Dr Sadourny recién llegado de Rusia, ex-galan de Line que ya no preguntaba por ella, seguía cenando tan a gusto con la futura cuñada suplente sobre sus piernas, modelando otra Kubanca compartidora de sonrisas y apetito. ¡Váya que vino preparado por si Line no estaba! Y yo supliendo la mercancía, que para colmos pudiera ser mi futuro padrastro. Pero pos, Line ni estaba ...

Así en un timbrazo, me bajó dos cuñadas el Dr. Sadourni mediante sendos astracanes, y yo supe iba a ser papá. También se arruinó mi carrera como Técnico Automotriz en el Caribe, pero no fué vengativa de ninguna Secretaria de la Gerencia VW: dos familias VW se peleaban el mercado México y ganó la planta VW de Puebla, VW Interamericana se fué con todo y falsedades.

Mi ex-secuestradora de Príncipes Albertos (exagero: fué uno) y la ex-secuestradora de astracanes, creyeron que andaba con dos al tiempo. Todos mis compañeros de trabajo también pensaron lo mismito, la diferencia que su punto de vista era positivo. TODOS los casados tenían casa chica y todos los solteros cuando menos dos novias. Me veían como guardián de las tradiciones, como cuando en Sunú maté un magnífico Tigre, el último antes de quemar la Selva para potreros y también soy leyenda; nada entre todo ello enorgullece ni tantito.

Más temprano que tarde sucedió lo predecible: nació otra hermanita, se embarazó la nueva secuestradora de astracanes y también la corrió su mamá de la casa. Se vino a vivir a nuestra casa y un mal día tronó la bomba: dejé la VW para trabajar por mi cuenta, nos separamos y mi padre tomó la educación de mis hijas en sus manos, logrando así su objetivo real la panza madre. Resulta que ahora, soy viudo y huérfano ... ¿cómo vuela el tiempo cuando no corre? Como corre cuando no pasa, como pasa cuando no sucede ...

EPíLOGO - más Sorpresas, Mentiras y Masacres
NADA indicaba que en ése año, la VW de México eliminaría a la VW Interamericana con todo y falsas promesas, llevándose mis planes entre las patas ¡RiP total!

NADA indicaba tampoco que tendríamos 300 Tanques Henschell estacionados durante TRES DíAS en la Avenida Jacarandas casi esquina con la vía del Tren, mientras planeaban una masacre estudiantil que iNOLViDABLE hizo al 2 de OCTUBRE de 1968.

NADA recordamos de aquellas Olimpíadas donde perdimos TODAS las medallas, como siempre.

NADA recordamos tampoco de la pretendida "Olimpíada Cultural", derroche de líneas hipnóticas con posters y tiendas de campaña por toda la avenida Reforma.

NADA recordamos de aquellas esculturas tan olvidadas como abandonadas en aquel Estacionamiento gigante llamado Periférico, ahora tapado con tantos espectaculares y horrible segundo piso, que la Radio ni recepciona comerciales tan siquiera.

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