miércoles, 1 de abril de 2009

la Astrología y yo

Empecé mi curso de Astrología con un alquimista checo llamado Trnka. Siendo la última letra única vocal del apellido, nos dirigíamos al maestro por su nombre de pila: Milosh.

Todo iba sobre ruedas, tanto en las descripciones planetarias como en sus diferentes posiciones y su relación correspondiente con nuestro lugar en éste espacio terrestre a través del tiempo.

El primer ejercicio serio fué anotar los datos para hacer nuestra carta natal, analizándola después como primera práctica.

"Es como si en un crucero, tenemos la decisión de ir y venir a nuestro antojo" nos decía Milosh "pero el crucero ya tiene su curso marcado en el océano, desde su partida hasta su llegada. La Astrología es como trazar ése curso evitando los témpanos: nosotros somos libres dentro del barco, nada más"

También tenía otras máximas: "La Astrología es una ciencia exacta, como las Matemáticas. Por ello utilizamos las coordenadas de la NASA: el error sólo puede ocurrir con la interpretación. Y ése es un Don de nacimiento que éste curso no ofrece"

El primer problema al que me enfrenté, fué haber nacido en París durante la ocupación alemana. Nada más en 1943, era una biblia de grueso el libro de los cambios horarios, efectuados por los alemanes para "destantear" al enemigo. Recuerdo muy bien que observé: "posiblemente a los propios alemanes, nuestros cambios de hora a cada rato nos destantearon tanto, que por éso perdimos la guerra"

Pasado éste primer ejercicio y ya colocados los planetas en mi carta para analizar sus oposiciones, trinos y cuadraturas, además de las terribles conjunciones, fué cuando apareció la posición de Saturno, Urano y Plutón...favorablemente aspectados, menos mal.

Son los planetas que configuran nuestra relación con la Muerte... ya decia yo desde hace un buen rato, que la Muerte era mi Ángel guardián. No en vano vivo mi vida intensamente: estoy favorecido gracias a mi carácter tan explosivo.

Tantos accidentes, tantos errores y tanta impulsividad construyendo mi vida -mientras a otros seres más reposados y ecuánimes, se los lleva el tren ¡a las primeras de cambio!- marcaban poco a poco muy notables posiciones planetarias, como el día de mi séptimo cumpleaños: me quemaron el sistema digestivo completo, muchas gracias por las sulfas recetadas en exceso.

También marcaban otras posiciones notables: el día que recibí la bala en la columna, bala que por un pelo me deja en silla de ruedas ¡el mero día de mi veinteavo cumpleaños! Las de tantos autos 'pérdida total', de los que salía caminando un poco moreteado, nada más. Hasta tenía pensado actuar de doble en el Cine destruyendo autos, para no tener que pagarlos: al contrario, que me pagaran a mí ¡el pinche susto cuando menos! 

Poco a poco noté otra cosa en relación a ser libre dentro del barco: o bien la Ignorancia Astrológica también era mi Ángel protector ... o bien pareciera que la Muerte y la Ignorancia Astrológica tuvieran una misma ID-entidad... Además, como que la Muerte se alimentaba con mis enemigos. En ésa parte, mi concepto del bien y el mal cáusanme tremendos sentimientos de culpa, así que mejor aprendí a no tener enemigos ... por éso está tan flaca la pobre: ¡ni la quiero alimentar para nada!

Aún con tal dieta, es sumamente solidaria, yo diría que hasta es mi mejor amiga. Claro que sus primeras visitas me estremecieron hasta el tuétano. Pero poco a poco noté su soledad (nadie la aprecia ni mucho menos la quiere), nadie la invita y todos le cierran la puerta, cuando educadamente la toca. Así aprendí a no actuar tan poco humanamente con mi Protectora tan solidaria. Cuando toca a mi puerta, le invito un cafecito ··· o cuando prefiere, un mezcal. A fin de cuentas, el día que cruce a la Otra Orilla prefiero hacerlo guiado por una amiga.

Así llegué al punto en donde preferí "no adelantar la película". Cuando te la cuentan por anticipado, te echan a perder la Sor Presa del día que la ves por vez primera. Y las monjas encarceladas son notoriamente vengativas...Ése día, está entre mis más grandes realizaciones. Sintiendo una intensa alegría, compartí orgullosamente con Milosh mi descubrimiento. De Capricornio a Capricornio, asi de íntimo era el asunto ... asegún yo. (a la Muerte no la llamaba "Morena" como yo: para él, era el "Chamuquín" o sea, el Diablo)

"Milosh, acabo de encontrar uno de los mayores tesoros en mi vida; el no querer Saber. Si anticipadamente sé que me voy a sacar la Lotería, posiblemente empiece a celebrar tanto, que gaste más de la cuenta antes de ganarla. Y si sé de un accidente, me voy a angustiar tanto desde mucho antes que posiblemente lo vuelva fatal. Prefiero encarar las cosas en su momento, sean muy buenas o muy malas"

El segundo problema al que me enfrenté entonces, fué el Silencio: casi nunca volvió a dirigirme la palabra Milosh, el Alquimista ofendido. Tampoco encontró jamás su Piedra Filosofal ... al que sí encontró poco después fué ¡al pinche "Chamuquín" !

... enseñanzas "entre líneas" del Milosh:
que nací con Dones
protegido por la Morena,
"buscado" por el Rayo
y con herencia Haiduk.

5 comentarios:

  1. mis felicitaciones de caPRIcornio por este escrito. un saludo!

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  2. Estoy de acuerdo contigo en que eso de "no saber" cuándo aparecerá "la Morena" o cualquier otra cosa, buena o mala, en nuestra vida, es un tesoro. Yo desde luego no querría saber cuando voy a morir ni qué me espera en el futuro. Cuando llegue, llegó. Y entonces será el momento de tomar decisiones... si es que hay que tomarlas.

    ¿Destino en los astros? No creo en dios, así que voy a creer en el destino escrito en ninguna parte.

    Besos Donyan, y espero que la Morena aún tarde en saber por donde andas... y por dónde andamos los demás, jajaja.

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  3. pensándolo bien, quizás sea reencarnación de Cigarra...hay un verso (poema de Ma. Elena Walsh: no sé quién lo musicalizó) que dice:

    Cantando al sol como la cigarra
    después de un año bajo la tierra
    igual que sobreviente
    que vuelve de la guerra.

    sabrás que durante años, cantaba éste verso diciendo "que viene de la guerra"...nunca fuí a la guerra: ahí nací ! de ahí vengo...

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