¿¡ALMORZADOS POR LOS LAGARTOS!?
...casi pierdo la oreja...
En Puerto Esmeralda remendaba cualquier cosa mi variedad MiLUsos a domicilio. Favoreciendo con creces l'Ambulancia de la Princesa (curandera de Costa Esmeralda) gracias al carácter impredecible de la dueña. Hoy, al untarse un labial inmejorable, se le metió en tan bella cabecita invitarme a pasear por la Barra. Con chaperones, desafortunadamente: la futura socia de Bélgica arribaba con dos críos a vivir con su marido. No más faltaba una gorrita con 'guía de turistas' por ahí bordado... Allá lejos y hace tiempo, había fondeado en aquella Barra. Me conocían bien y conduciendo por el camino urdí un plan. Como el inmejorable labial indicaba, era hora de avanzar al siguiente paso: atracar en la Barra, llevarlos a la Palapa del Ñoño y pedir de comer. Mientras preparaban y servían la merienda, evadirme con la Princesa tras el -Ahoritita regresamos- de rigor y a perdernos por la playa hasta bien entrado el anochecer. Más tarde, regresaríamos preguntando hipócritamente: -¿Por dónde se meten ustedes? Llevamos horas buscándolos.- Laguna de Costa Esmeralda Estacioné y aseguré la Ambulancia junto al atracadero. Embarcamos en la pasajera y navegamos cruzando la Laguna. A la mitad, escuché un familiar y alegre grito: - ¡¡Pintor!! - mientras que'l pasaje pretendía ser de sordos estoicos. Trepé la proa a corazón anhelante y sobre otra pasajera en paralelo, ondeaba la franca sonrisa de la Libertad, sin necesidad de labial alguno ni horario ni fecha en el candelario. El Domingo se hizo para que las teiboleras ignoren al Palenque y se dediquen a la familia de la Barra. Sorprendidos estaban mis acompañantes de tantos palmoteos y vítores hacia la Libertad: como fuereño y amigo de don Caifás, no necesitaba ponerme ninguna hipócrita careta. Seguí con mi plan desde que atracamos... radicalmente modificado al evadirme yo solito tras del -Ahoritita vengo- de rigor ...y la acústica de la playa me orientó hacia el canto de la Libertad. Ahí, el Tiempo simplemente se desvaneció hasta dejar de existir. Demasiado noche resucité de aquellas playas sin cielos nublados y cuando regresé con el Ñoño, buscaba mi tropa entre mesas vacías: - Pagaron y se fueron a pasear sin decir por dónde - y nadie sabía ya más. De noche salen los lagartos a cenar y también desayunan al amanecer. No me digan que se fueron a caminar solitos, como si acá fueran las praderas belgas. Y con niños tiernitos y crujientitos. También salen de noche la Onza comehombres, la Cuatronarices y los Puercoespines tan mal folláos, qu'ensartan vengativamente cualquier movimiento detectado... ¿Saborearían especialmente ésa sangre tan azul de una Princesa? Buscaba encontrar anque sea un dedito antes de alertar la Gendarmería. Pasaron dos horas más y la Barra entera con lámparas, lanzaba gritos a través de todos los manglares. Y entrelazado con la Libertad en otra nada fugaz eternidad, ¡qué me iba a importar si los bichos del manglar se indigestaban o no! Al contrario, tantos gritos camuflaban perfectamente los de la Libertad. Un burdo toquido con - Le hablan por la caseta, Ingeniero - me separó de nuestra oscilante hamaca y al otro lado de la línea, una Princesa en furia reclamaba - ¿Porqué te quedaste con MiS llaves? - No Princesa, no tengo tus llaves. Sólo tengo las de l'Ambulancia. - Tras un resoplido como de mula se cortó la comunicación. Mi cuñado el hermanito de la Libertad, me llevó adonde estaba lista una panguita con motor andando: - Mañana cuando acompañe la Libertad al otro lado, la regreso p'acá - y me cedió las amarras. Un hasta luego con beso de la Libertad y a gozar nubes enteras de estrellas sin Luna, mientras los cocuyos se alejaban desmarcando la ribera. Algún que otro murciélago pescaba curioseando por mi cercanía. Un lagarto glotón seguía al cayuco de los pescadores: preparaban su carnada, hechando las sobras por la borda. Mutuos saludos al tragarnos aquellas mágicas tinieblas. Hechizaba navegar entre arriba y abajo, las dos bóvedas del Universo, con una panguita por nave y nuestra estela espumando un espejo líquido como Laguna. Antes d'esa noche, ni había notado que las Princesas resoplaran como mulas: debe ser una reacción a la adversidad. Porque resoplando así me recibió la curandera de l'Ambulancia, junto con cantidad de mosquitos que pican hasta la glotis cuando respiras y hasta las niñas de ambos ojos cuando tratas de mirar algo. En la Barra sopla una brisa constante que se los lleva hacia al interior de la Laguna, precisamente acá donde estábamos parados manoteando como locos. Nos encerramos en l'Ambulancia y regresando rumbo a Puerto Esmeralda, la Princesa copiloto se abstraída -por la comezón de tantos piquetes- en ignorar todo mirando al paisaje nocturno. A mis espaldas cobraba vida un interrogatorio en francés, con respuestas demasiado evasivas, entre la socia de Bélgica y su consorte. Bajo el pretexto de susurrarme al oído, la Princesa copiloto pegó su cálido cuerpecito para rozar con bífida lengua a incrédula orejita confidencial por la derecha, ocasionando arritmias de todo corazón por la izquierda y sus pezones rozones en plena derecha, pos también arritmizaban: - Resulta que mi nueva socia quiso reunirnos para revelar 'algo muy importante': nuestra Sociedad Médica con Bélgica y dar así la buena noticia en familia. Su cónyugue, también tenía 'algo muy importante' que revelar a una familia tan sorpresivamente llegada de Bélgica: que ya vivía con otra y le andaba por divorciarse. ¡¡Bomba que explotó cuando me dejaste a solas cenando!! Con tremendo mordisco que me dejó sin haliento, casi arrancó la orejita confidencial chorreando gotas rojas y la aritmia se detuvo sin pezones rozones. La futura sociedad nunca se consumó, regresaron todos a divorciarse hasta Bélgica y ni el polvo les volvimos a ver. Pasando el Tiempo a duras penas consevé mi oreja, gracias a las terapias intensivas de la Libertad ...lo de menos su natural blondez... Entre Mujeres y Hombres, habemos de dos clases: en la primera semos Celosos y en la última, estaremos bien Muertos (exceptuando una Princesa, claro). |
Nexos @nexos:
- recalando en Costa Esmeralda - I ¿LiBERTAD? ...ché vieja...
- recalando en Costa Esmeralda - III ...AL SALiR DE LA CÁRCEL ¡olvidé mi nombre!
- Tormenta en el Pacífico I: Tres Mástiles y Un Temporal (1965)
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