martes, 30 de marzo de 1982

Sonó mi teléfono y contesté. Oí la voz de Coco: (1982)

a Berta, de donde la vida no vale nada...

Sonó mi teléfono y contesté. Oí la voz de Coco:
Marzo, 1982

"Oye Yan, necesito hablar con mi hermano Roberto UR-GEN-TE-MEN-TE! !Pásamelo, porfa!"

"Te oyes mal Coco. Roberto no vino. ¿Pasa algo?" - respondí.

"Trata de localizarlo por favor ¿Sí? Fíjate que mi papá acaba de morir por un infarto. Cuando mi tía le dió la noticia a mi mamá, mi mamá se desplomó al piso y se la llevaron a urgencias del Centro Médico. Diagnosticaron una embolia y está en coma del que no saben si saldrá. Ya la pasaron a terapia intensiva. Por favor, necesito que mi hermano ayude con los trámites: encuéntralo, por favor te lo pido y avísale ! " - comunicaba atropelladamente la voz de Coco, colgando antes de poder darle el pésame.

Después de media hora dando telefonazos entre amigos, encontré a Roberto del otro lado de la ciudad de México, en casa de Alejandra. Preparaban un banquete de ésos que ninguno nos queríamos perder. Contestó Ale y le dije las noticias para Roberto.

"¡No! ¡Soy recobarde para éso ! ¡Ven tú y díselo!" - me contestó colgando inmediatamente ··· Roberto fué de mis primeros amigos cuando llegué a México, solidario como ninguno. Ni modo, hay que ir: una hora después tocaba la puerta en casa de Alejandra. No sabía qué ni cómo decirle ··· vió mi cara y nada más me preguntó:

"¿Dady?" - Asentí cobardemente mudo ··· Marcó y antes de que contestaran el teléfono en su casa, alcancé a masticar:

"Y Mamy. En coma" - mientras le contestaba su hermano, Alejandra nos trajo tres tequilas para remojar nuestros gañotes secos. Roberto no tenía coche ni sabía manejar. Tampoco quiso aprender nunca: le tenía fobia al volante. Me quedé con él durante todos los trámites y vaivenes burocráticos, hasta llegar al Centro Médico.

Allá nos esperaban varios amigos de nuestra juventud, algunos de los más distanciados incluídos. Nuestro amigo el Periodista de TV, estaba moviendo influencias para que "el Guitarrón" (apodo de Roberto para su mamá) tuviera la mejor asistencia posible.

Un humilde albañil entraba zigzagueante rogando asistencia y resollando como fuelle. Impávida, la enfermera recepcionista le pidió esperar su turno y lo mandó a la cola. El Periodista empezó a preguntarle a ése albañil (lo creímos borracho: "a mí las paredes que el suelo me abandona" era su caminar) que qué tenía. Sus resuellos salían por abajo de su tráquea, desde el pecho derecho. Cuando abrió su chamarra, vimos el agujero de bala. "Lo bueno que ya salió del otro lado" resollaba el pobre.

Empezaron a entrar las cámaras de TV con micrófonos mientras otros técnicos estaban colocando cables, enchufes y luces: fué cuando la recepcionista de Urgencias decidió ponerlo en silla de ruedas y llevárselo a operar. ¡ Por fin !

Al estar ya estable la poca vida restante del "Guitarrón", nos fuimos todos con Roberto a su casa. Sacó sus copas y las botellas como si fuera fiesta. La conversación se animó: recuerdos desde la escuela: de cuántas veces el Sr Magistrado (el papá de Roberto) nos había sacado de tanto problema de tránsito: de aquel día que varios de nosotros acompañando a su hijo, fuimos detenidos en leve estado de ebriedad, por la Policía ··· ¡vestidos y maquillados como mujeres! Íbamos en camino a una fiesta de disfraces ··· yo tenía sendos atributos: con dos maracas llené mi brasiére.

Y de aquellos campamentos que hacíamos de adolescentes, de nuestras primeras idas a la playa; de aquél viaje a Puerto Vallarta en un LandRover, cruzando por toda la Sierra Madre durante tres días; de cómo nos enderezaba la vida en su despacho, con voz grave y gestos de búho sabio, entre tantos buhos de porcelana símbolos de su carrera en Leyes, mientras nos recitaba catilinarias como dardos al corazón; de quién sabe en qué hubieramos acabado sin su mano guía ···

Entraban y salían todo tipo de políticos y familiares: nos veían moviendo la cabeza como si fuéramos criminales irredentes. Coco apareció y nos dijo que se llevaban el cuerpo de su papá al velatorio. Que si queríamos ir ··· nos quedamos viendo unos a otros: miramos a Roberto y él negó con la cabeza. Nos quedamos para acompañarlo ··· ¡a seguir la chorcha! (y el trago, por supuesto)

Coco se llevó a ésos serios políticos y familiares, aquellos que necesitaban seguir sus convencionalismos y quedar bien parados en sus carreras: se fueron con sus pésames y sus "que bueno era" aunque jamás lo hubieran tratado, a ése Magistrado que rompía todo convencionalismo con tal de sacarnos de cualquier apuro: al que fué Juez de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ··· un señor político de otra madera: ¡ésa que no se apolillaba!

Sin decirnos nada, sentíamos todos su presencia en la vieja casona. Sentíamos que nos acompañaba, que le gustaba más la fiesta que su propio velorio. Nunca fué afecto a las lágrimas y menos a las de cocodrilo. Todos nosotros éramos incapaces de comunicarnos con nuestros respectivos papás, de ahí ésta tan solidaria amistad. Curiosamente, nos llevábamos de maravilla con todos los papás de nuestros amigos. Así nos despedimos del Señor Don Magistrado, nuestro verdadero Padrino.

Meses después, se recuperó el "Guitarrón". No del todo, apenas nos reconocía. Quedó en la etapa de los trece años, en cama y en silla de ruedas. Durante años, Roberto la cuidó día y noche hasta que recientemente el "Guitarrón" nos dejó: al poco tiempo, Roberto también cruzó hacia la Otra Orilla. No se quiso despedir de nosotros: yo lo supe hasta que ···

Sonó mi teléfono y contesté. Oí la voz de Aude:
Marzo, 2003

la canción favorita del niño Roberto:

5 comentarios:

  1. Estoy trabajando querido amigo, pero no quería dejar de comentarte, que aunque dices que la vida en México no vale nada,yo opino lo contrario, lo que has vivido allí, lo que estás viviendo y lo que todavía vivirás , vale mucho. Comentaré con más detenimiento tu texto en otro momento cuando tenga tiempo libre.
    Besos cariñosos, y de nuevo gracias por dedicármelo.

    ResponderBorrar
  2. ¡Qué atento!
    Es un bonito gesto hacia alguien como Berta, que lo vale por entero.

    De todos modos, qué tristeza de relato. O yo ando con depre primaveral...

    ResponderBorrar
  3. Conmovedora historia donde se refleja el cariño hacia esa familia ,que por lo que leo, era correspondido por ellos.

    ResponderBorrar
  4. Vaya historia, Donyan. No la había leído entera (cada vez que me ponía me llamaban) pero es, como dice Dolores, conmovedora.

    Un beso.

    ResponderBorrar
  5. No es depre Primaveral: Roberto es "el nuestro mejor amigo". Lo digo por toda la banda: Vicky, mi hermanita, la Canica, Aude, Conchita, Lupe, Tessy, Paz, Tito, Pollo, Jorge, Daniel, Juan, Eduardo, el Arqui, Nacho, Toño, Luis, Hubaldo, Pablo, Scott, Miguel, mis hijos ···

    ResponderBorrar

Bienvenido, pasa y tómate un Cafecito