- La Canica ponía la casa: un condominio sensacional en el segundo piso, con la playa enfrente y dos albercas semi-olímpicas a un lado. Yo ponía mi Bula Matari: un VW Safari tipo jeep, los gastos de viaje y la comida. Cuando estabas en Acapulco, guisabas en casa y no pagabas hotel...gastabas tan poquito como en tu vida normal: pero sin trabajar, sin horarios ni compromisos ...y en la mera playa ! -
Al abrir el balcón, veo un moreno junto a su catamarán: dos cascos amarillos y una vela mayor multicolor. Le hago el gesto de "¿Cuánto?" y responde extendiendo los diez dedos, cuatro veces. Cuarenta pesos la hora...ni lo pensamos y ya estamos en la playa, dispuestos a pasarnos toda la tarde navegando por la bahía. Por una tarde la hora sale a menos de la mitad de precio: ayudamos a botarlo, nos dice cuándo abordarlo nadando, de acuerdo al set de olas, y nos muestra los principios básicos. Le sigo el juego...hace años taloneaba con el catamarán de Pelón, a cuantos viajeros del Jet-Set encontrábamos (siempre y cuando estuvieran dispuestos a dejarse).
"No naveguen cerca de la orilla" nos ordena. Los citadinos piensan erróneamente que la orilla es más segura: la rompiente destroza al catamarán en la orilla ! "Los voy a ver regresar, sigan mis instrucciones y saldrán sin problemas. Así quiere decir esperar (alzando su palma), navegando paralelo a la orilla de acá para allá y de allá para acá. Cuando haga éste gesto (cerrando la palma hacia él) , enfilen a la playa y largen toda la vela, timones derechos: la misma ola los sacará hasta la arena. Recuerden, derecho sin vacilar y vela bien inchada, a toda velocidad y sin miedo."
Por alguna razón desconocida, el Moreno nos inspira confianza y sus palabras confirman mis escasas experiencias pasadas. La resaca llega tener olas altas, hasta de dos a tres metros en éste día: después de un set, viene la que alza su cresta para tenderse hasta lo seco, casi sin romper. Aquella que usábamos para salir del mar, después de nadar un rato (muy pocos nadaban en ésa playa).
Se lanzó nadando hacia la orilla y nos enfilé al centro de la bahía. Es sensacional sentir la corriente de aire enchiendo las velas, y la marina luchando contra el timón. Con ell cabo de la vela mayor en una mano, el timón en la otra, y la Canica controlando el foque. Su papá ya la tenía navegando desde antes de nacer, la mamá por única tripulación con polizonte en su barriga...
Hacemos buen equipo. Para salir de la bahía con el viento en contra, siseamos al velero: hay que ceñirlo al viento lo más que se pueda, zigzaguear para mantener el rumbo y por fin...mar abierto ! Ahí las cosas cambian: las olas ya son montañas, el catamarán en sus vertientes una miniatura que empieza a volar de bajada. Hay que mantener luego ésa velocidad toda la subida, con el ángulo correcto en la mayor, en el foque y con timón firme para alcanzar la cresta hasta por allá arriba... y aparece el abismo del otro lado.
Y vás p'ábajo a toda velocidad, acelerando el par de estelas mientras dos o tres delfines cantan y piruetean jugando con las proas...un pez volador rebota en la mayor y queda aleteando en la cubierta de lona: la Canica lo agarra de la cola y lo lanza de regreso al mar. Cada vez aumentan las olas y son menos visibles las cumbres montañosas, aquellas marcadoras de la costa...con ésa misma sensación de la caída libre tan libre, cuando aparece un águila en picada retándote a ver quién, despidiéndote con un grito alegre, poco antes de extenderse el paracaídas...
"¿Qué pasa si no vemos la costa? Ni remos traemos..."
me lanza la Canica como advertencia, sacándome de mi ensoñación. -"Conoceremos Nueva Zelandia"- le contesto con sonrisa burlona, mientras enfilo de regreso por aquello de las recochinas dudas. El Sol ya bajo con el cielo oscureciendo levemente. A media bahía con el Sol ensangrentando las últimas nubes, escuchamos ése "flop, flop" de nuestras velas...antes de colgar exánimes. "Ya vés? - reclama la Canica - agotaste las pobres velas ! Se hecharon a dormir y no tenemos remos" - ni otra camisa, ni una toalla - pienso. La corriente de la bahía nos vá lanzar contra las rocas, poco a poco, irremesiblemente. Me preocupa el catamarán: la Canica es una excelente nadadora con una medalla al valor, por aquél día que salvó un aprendiz de ahogado: yo he nadado en ríos, lagos, mares...pero el catamarán, ésta nave tan filosa y cortadora de olas, no merece terminar el día así, contra las rocas.
Una lancha de motor, de ésas pequeñitas para dos personas, nace de la oscuridad hacia nosostros. ¡El Moreno! "¿Ya ven? - nos dice con ésa álbea sonrisa que localiza su posición - mientras no se acerquen a la orilla, no hay problema, los veo regresar. Saldremos sin problemas" Lanzando un cabo nos remolca hasta la orilla.
"Ahora que no hay viento, voy a esperar a la última ola, la más tendida. Cuando acelere hacia la orilla, mantén derecho el timón hasta estar sobre arena seca"
Acorta el cabo, y empezamos la espera. No sé si aumentó la resaca o si es efecto óptico. Pero como que nos alzamos más alto que con las olas de mar abierto...de repento acelera su lanchita suicidamente hacia la orilla, cuando estamos cabalgando la ola más alta. En el último instante, vira a estribor y suelta el cabo. Abajo de nuestros pontones siento el reventar la ola, mientras el catamarán pica de cabeza...mucho más que bajando las vertientes de la alta mar, donde las olas no reventaban...y ésta sí ! Justo abajo de nosotros !
Total, no hay nada que perder en éste desastre con timones derechos: tampoco se vá a dejar de hacer añicos el catamarán si cierro los ojos ! Con la Canica bien abrazada de un láo, firme el timón del otro y a morir todos juntos de cara a la vida, con los ojos abiertos..."nunca más voy a tener éste privilegio, no puedo privármelo: es más fuerte que yo" pienso mientras sale de nuestras gargantas el "JíiJáyayáy !" más salvaje que con todos los Mariachis a coro. Hasta el Moreno grita a voz en cuello.
Se tiende la ola justo cuando juramos que nuestros añicos cubrirán al Mundo entero: se tiende la ola y quedamos varados hasta acá arriba en la playa, en la arena floja y seca; la Canica con sus cachetes rojos de emoción, abrazándome extasiada, muda y temblorosa, mientras el Moreno nos alcanzaba diciendo:
"Aráajo, es muy tarde. Dá hueva cargar éste bicho con la arena tan floja, sin ayuda. Que trabajen las olas! Tengo sed y mi vieja (su mujer) me espera" dice albeando su sonrisa localizadora en ésta noche oscura sin Luna, con más Estrellas que el mismo Universo. Los cangrejos alzan su pinza mientras un murciélago pasa rozándonos, saludando agudamente emocionados la tan inesperada sorpresa, la de éste Moreno huevón atracando su catamarán....
...no me gusta la mar:
me encanta !!!
me encanta !!!
¡Madre mía!
ResponderBorrar¡...Y yo....que mareo hasta en un pantalán!
Buen relato.
Bonito episodio de tu libro de Bitácora...Yo he navegado cuatro veces en un barco( vamos ocho con la ida y la vuelta, jajaja).
ResponderBorrarLa primera vez fué en la ciudad de Santander; la segunda vez en la ciudad de Valencia; la tercerta vez en Ibiza, la cuarta en la ciudad de Denia...Confieso que me encanta...Yo cuando sea mayor (jubilación) me voy a comprar un barquito, de esos que tienen un pequeño motor, suficiente para adentrarse en las aguas del Mar ; no creas que es broma que se me ha metido la idea en la cabeza..
Un saludo cariñoso
Hola , tu relato y esa vivencia de tu esposa que te acompaña (creo ,no equivocarme )y encima embarazada es para mi un poco angustioso si soy yo y me veo llegando en picado a la orilla,yo los cierro de tal forma que todavia me los estan abriendo,jajajajaja.Me encanta el mar,pasear por la orilla pero a La Mar ,le tengo muchisimo respeto,no soy capaz ni de coger un ferry de trayecto corto,un dia quizas lo logre.Cuando estuvimos en Cancum habia una excursion a Islas Mujeres en un catamaran y preferi quedarme en el complejo luego al ver las fotos me quedo pena.
ResponderBorrarGracias por compartir tus historias, besos para toda la familia.
Úps...no: la mamá de la Canica estaba embarazada cuando veleaba con el papá de la Canica...la Canica y yo compartimos la Vida un rato, sin descendencia.
ResponderBorrarIsla Mujeres te encantaría...
Te agradezco los comentarios en tu/mi blog de Tara, pero tengo problemas para publicarlos, soy torpe con estas herramientas.
ResponderBorrarTambién te uno un vínculo con el 1º capit. corto de la serie Piratas, los demás capit. los tienes en la etiqueta Novela . Tara, seguro hay algún error técnico sobre la navegación en la que te veo tan puesto, pero sabrás perdonar.
Me encanta lo diferente que somos escribiendo sobre un tema similar ¡Viva la diferencia!.
Un saludo de buenas tardes-noches y hasta tu próximo relato Loup.
pues mira que tu torpeza es brillante y genial...publicar los comentarios es lo de menos, mientras los puedas leer. A cada rato cometo errores...a veces, arranco la compu y me dice la pantalla azul de la muerte: no hay sistemsa operativo (pisé la tecla equivocada...y borré todo !)
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