lunes, 14 de junio de 2010

el Bungalow

Prólogo
Cuernavaca: Mayo de 2010

Éste Sábado, la búsqueda por las refacciones de la caja automática del Trácker, me acercó al domicilio de Teo mi E-gurú (maestro en reparación y programación de PeCés); decidí visitarlo e invitarle unos tacos. Cuando me abrió la entrada a su fraccionamiento, me dijo:

"Cuidado al pasear Iván con la Combi; así se acaba de matar un señor y pensé, no vaya a ser mi amigo Yan"- mientras me pasaba el Extra de Morelos. Ya en su casa empecé a leerlo, viendo (clickar en) ésta página a la derecha:

Siendo ésa Combi tan similar a mi Perica, Teo y yo nos preguntamos a qué velocidad la manejaba ése señor y porqué estaba su perro corriendo ahí solito por abajo. Cuando salgo con Iván, se pone de copiloto. Si paro y abro la puerta, sale a pasear conmigo; sin la correa si es en el bosque, o con la correa si es por la ciudad (para que ni lo atropellen, ni espante gente, ni  ande marcando todo). Cómo fué que no alcanzó a frenar...antes de llegar al párrafo  -"...recibió un golpe mortal en la cabeza, misma que le causó la muerte,.."- (¿humor negro involuntario?) leo que -"Se trata de Max vonSon Gallut..."- Me quedo petrificado: es el hermano mayor de Carlos, mi tocayo de balas en la columna ...
Tetela del Monte está a unos quince minutos manejando desde Armonía. Max murió por donde voy a comer truchas frescas. Empiezo a narrarle ésta mi historia a Teo:

El Bungalow - I
Tlayacapan: otoño, invierno de 1978/79

Contento de ocupar por fin el bungalow, a pesar de vagos rumores pueblerinos. Por lo pronto ahí nada más guardo mis cosas; tengo trabajo como jefe de transportación manejando la Combi '59 T-1 de Scott, en un largo metraje en 35 mm sobre la revolución mexicana. Sólo estaré los Domingos durante las primeras cuatro semanas de filmación, las que se pasan volando.


Combi T1 en las mismas condiciones que la de Scott

Para Navidad llegó Vicky y los niños, acompañada con una amiga y sus niños. Prendemos la chimenea y hacemos crepas para el desayuno. Recordamos a Michael y otros ocupantes del bungalow y de cómo la soledad los trantornaba y salían huyendo para no volver a saber jamás de ellos. Salvo alguno que otro que ni nos quería volver a saludar. No convivían con la gente local pues se sentían intelectuales, cineastas y necesitados de la civilización urbana DeFectuosa, más a su altura según ellos.

Acá, a las 9 de la noche todo el pueblo se retira a sus casas hasta el amanecer siguiente. Si quieres un bar o alguna vida nocturna debes irte hasta Cuautla (¡nada recomendable!). O bien atender las fiestas del carnaval y algunas otras fiestas religiosas en casi cada fin de semana durante todo el calendario anual; tradiciones que nos dejó la época de la Colonia. Con gente sencilla del campo cuyo sentido del humor puede ser tan irreverente como certero. Y para ser aceptado hay que aguantar vara con ellos...con un gañote de pirata para pasar aguardiente de caña del 96º, del que sirve hasta para desinfectar. A morro, nada de vasos.


Breve descripción de Tlayacapan

Ya terminado el maratón Guadalupe-Reyes, llega Febrero con sus aires vendavales y vistas maravillosas de los volcanes. De noche me despierta un ladradero de perros por todo el vecindario, aunado a chillidos de cerdos, gorgoteos de guajolotes y cantos de gallos de pelea. Me visto y salgo al jardín con mi lámpara portátil, también reviso el garage pero nada encuentro. Salgo a la calle, y tan sólo veo perros mientras la bulla se vá apagando y todos regresan a dormir. Estando la Luna tan Llena, lo achaco todo a su inquietadora influencia sobre nuestra Naturaleza.


el Sombrerito visto desde mi cama (cerro de la derecha)
Al amanecer, desde el tapanco en mi cama bajo las vigas y las tejas, corro las cortinas para ver cómo se vá iluminando el Sombrerito a medida que sale el Sol. Pero... hoy nada más veo un ramerío de Eucaliptos que tapan todo el techo de la cocina y mi ventana. Salgo al jardín para apreciar qué está pasando. Y veo que un Eucalipto enorme (de unos 30 metros de altura) simplemente se giró sobre sí mismo con el vendaval, astillando su tronco a tres metros del suelo y ¡vínose abajo!..ése tronco fácilmente tiene un metro de diámetro  ahí por donde se astilló: ¡no quiero ni saber el peso del árbol completo! ¿Cómo fué que resistieron las vigas que sostienen las tejas? Ni siquiera están fuera de su lugar...

Ya de cerca veo que otro Eucalipto podado hace un mes, quedó en forma de horqueta como a cuatro metros del piso, a un metro de distancia del ahora caído. Cuando se vino abajo y a punto de aplastar el techo entero de mi bungalow, detuvo todo su peso la horqueta del podado. Las ramas nada más rozaban todo el techo de mi bungalow y el de junto sin lastimar ni una teja, algo realmente milagroso. Scott trajo a mi compadre Lucio y se hizo la limpia de rigor, tanto al lugar como a nosotros. Y se puso un altar con ofrenda fresca todos los días por si las moscas.

Ahí viví dos años bastante a gusto, con Vicky y los niños visitando constantemente con algunas amistades a veces. Cuando dejé el bungalow fué para rentar casa en Santa Mónica y dedicarnos a los niños. Nada raro sucedió más en ése bungalow; sólo algunos rumores pueblerinos pregonando si yo era brujo o si tenía pacto con el Diablo...nadie más quería rentar ése bungalow otra vez.

El Bungalow - II
Cuernavaca: primavera de 1983

Pasamos dos años en Santa Mónica, dedicándome de lleno a trabajar el Taller Móvil con mi Bula Matari. En el '80 murió Line (mi ombligo) y en el '82 nos mudamos a Cuernavaca: con mejor clima y sin la urbanización tan excesiva de la capital. Los niños entraron a Ilnamiky, la escuela activa donde estudiarían primaria y secundaria. Seguido visitaba a Scott en Tlayacápan y así conocí a los nuevos inquilinos del Bungalow: Carlos vonSon y su esposa Adriana.

Carlos era cazador; Adriana y él manufacturaban diferentes artículos de piel con sus presas, que también les daban alimento. Desde bolsas y morrales hasta fundas para armas o navajas suizas. Un día recibí éste telefonazo:

"Soy Carlos, estoy en Cuernavaca; necesito hablar contigo pues tuve un accidente. Vivo en Rancho Tetela, en casa de mi hermano"
Conocí a Max después de tocar en su casa para preguntar qué accidente tuvo su hermano Carlos. Cuando abrió nos presentamos y me llevó al cuarto de su hermano. Sentado desde su silla de ruedas, Carlos nos contó toda la historia:

"Te llamé porque tú también recibiste un balazo en la columna."- (ver ¡Sorpresa de Cumpleaños!) -"La semana pasada fuí a cazar de noche por las barrancas cerca de Tlayacapan, con un amigo y mi perra. Nos separamos para entrar a la barranca por ambos lados y encerrar nuestra presa al centro. Cuando mi amigo vió los ojos de la perra, creyó que era un puma y disparó.

"Como yo venía atrás de la perra nada más me dió tiempo a voltearme, recibiendo tres impactos con postas: uno en el muslo, otro en el brazo y el tercero en plena columna, abajo de la cintura. La perra me acompañó hasta que llegó el rescate y me llevaron al hospital de Cuautla. Allá se declararon incompetentes y me trasladaron a México, al hospital ABC donde mi padre es accionista.

"Un cirujano amigo de mi padre tomó el caso como favor especial. Me retiró la bala y me dijo que ya no volveré a caminar. Tú también al principio, cuando te dieron el balazo, también estuviste en silla de ruedas al principio ¿verdad?"

Me quedé helado escuchando una cadena de herrores, formada con un eslabón tras otro, guiando al Destino hacia ése callejón sin salida llamado Tragedia:

  1. - cuando sales de cacería en grupo (cualquier cantidad más de uno sólo, se considera 'un grupo') la presa vá al frente de la línea de tiro y se mandan el o los perros, a traer la presa hacia la línea de tiro. NUNCA se ponen encontrados a los cazadores y ¡aún menos de noche!

  2. - llevar a un novato miedoso, que ni siquiera sabe distinguir los colores del reflejo en los ojos de los animales. No sólo hay perros sueltos de noche, también andan vacas, burros, mulas, gallinas, guajolotes, patos...que uno no quiere matar porque te los cobran a precio de oro. Son el sustento de sus dueños, ya sea por sus materias primas como la leche o el huevo o bien como animal de trabajo para la yunta. Y no han visto ningún puma por ahí desde la Revolución de 1910...

  3. - el cirujano no era experto en heridas de combate. Hasta el más ignorante sabe que al extraer una bala de la columna, jala por vacío la gelatina llamada médula espinal: por éso traigo conmigo la bala incrustada en mi columna desde hace 47 años...el director del (ahora desaparecido) Hospital Francés, era amigo de mis padres desde que fué maquí durante la ocupación alemana, con amplia experiencia en heridas de combate.

  4. - rentar un bungalow notable por los accidentes que acontecen a sus moradores (no así a sus dueños: sólamente a ocupantes y de largo plazo. Si te quedas una noche a dormir no  te pasa nada) y sin hacer una limpia previa. Los protegidos tenemos Suerte, que sin ella... más vale no haber nacido, ni ocupar bungalows, ni recibir balas, ni pasear perros, ni manejar Combis... como mi narración indica.

Dos vocecitas dentro de mi cabeza dialogaban; una diciendo que la mentira por lástima nada más empeoraría ésta situación, la otra preguntando ¿porqué me tocan a mí tales situaciones? Yo como buen tercero, escuchaba mi diálogo interno mientras le respondía a Carlos:

"No Carlos, yo desde el principio tenía movimiento de mis extremidades. El dolor me impedía mover bien la pierna del freno, por lo que pedí a don Adolfo que manejara para evitar un accidente. Cojeando, pero podía caminar sólo.

"Una semana después, manejé 1,000 Km hasta México para sacarme la radiografía en el hospital, donde me dijeron que no había que moverla y aquí la traigo incrustada. ¿Porqué ibas de cacería con un novato y lo dejaste sólo?"

Noté que Adriana su mujer desviaba la mirada, mientras que Carlos se aflojaba en su silla.

"Te toca a tí desmentir al médico que te puso en la silla. Hay paralíticos cerebrales de nacimiento que aprenden a caminar y coordinar sus movimientos, con terapias que puentean al cerebro hacia otras áreas conectadas. Toma meses y hasta dos o tres años. Vicky ayudó muchas de ésas terapias con acupuntura, para acelerar ése puenteo. Debes estar en un lugar con piscina, porque muchas terapias son en el agua, así la columna no carga tu peso."

Fueron comienzos duros. Carlos pasó por etapas desde intentar pegarse un tiro en la sien, hasta rentar casa con piscina en Tepoztlán para recibir todo tipo de terapias. Al año recuperó el control de esfínteres, la sensibilidad y el movimiento de su pierna izquierda. Un ortopedista local le hizo una funda para mantener recta la otra pierna insensible; con muletas, Carlos por fín empezó a dejar la silla de ruedas. Mientras, Adriana se separó de él.

Sus papás lo mandaron a Ensenada BC, y se inscribió en la Universidad de San Diego para estudiar Oceanografía. Empezó a practicarla buceando, con lo que regresó a la Naturaleza que tanto le gustaba. Además de que moverse en el agua ayuda mucho a su columna. Y perdimos su pista desde ahí, hasta recibir las noticias del hermano que me dió Teo, llegando a su casa.

P.S.- ...los vientos de Tlayacapan soplan que al novato le gustaba Adriana...

Epitafio

Al contarle a Teo ésta historia, se me salió -"¡Pero qué familia tan salada!"



...se lo dedicamos a todos:
Iván, la Perica y éste MiLUsos seguimos paseando muy a gustito y en equipo.

6 comentarios:

  1. Muy interesante todo lo que has escrito, hoy he tenido el tiempo para leerlo, me ha gustado.

    Un abrazo.

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  2. Yo también volví con tiempo...y se me pusieron los pelillos de punta. La vida es una historia, me gusta que lo trasmitas y que sea de esta forma tan pesonal.

    Gracias Donya..y que la vida te sonria por mucho tiempo a pesar de los pesares.

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  3. Así es la vida... con sus luces y sombras. Solamente decirte que las historias reales que encadenas están muy bien, con sus temores, miedos, respuestas inmediatas, solventar problemas, ternura, etc... hay de todo.
    Gracias Don, es enriquecedor.

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