Pongo el trailer (claro, ¡aviones tenía que haber!):
A continuación una pequeña sinopsis traducida por el MiLUsos:
En una región montañosa cerca de la frontera italiana, durante los años 1920, Angèle estudia para ser veterinaria. Teniendo que enfrentar el desprecio de sus profesores a razón de su sexo, decide hacer sus pininos asociándose con Zhormov, un aventurero buscando animales salvajes para su circo. Pero su avión se estrella en la montaña, y Angèle queda herida. Zhormov la deja con una hoguera encendida y su pistola, recomendándole no dormirse sobre la nieve, y parte él solo a buscar auxilio. A cada uno de ellos se acerca una jauría de lobos amenazadores. Zhormov se reúne con gendarmes que lo llevan a Émile, joven industrial ambicioso, propietario de terrenos en la montaña y prometido de Angèle.
Los gendarmes que partieron a buscar el campamento de Angèle lo encuentran desierto. Se les ocurre visitar a Giuseppe, campesino italiano que vive solitario en la montaña. ëste último dormía cuando poasó el accidente. Convencidos de que Angèle o bien murió de frío o fué presa de los lobos, los gendarmes suspenden la búsqueda. Giuseppe encuentra entonces a Angèle, porque el lobo negro que había domesticado la salvó. Angèle, sintiéndose nerviosa por la presencia de Giuseppe, se repone de sus heridas y regresa al pueblo.
Émile sueña con proyectos de abrir la montaña al turismo, pero la presencia de lobos no lo permite. Al deshielo, envía a su hombre de confianza, Jacob, para poner trampas a los lobos. Cuando Angèle intenta convencer a Émile de abandonar sus proyectos, obtiene a cambio de su consentimiento al matrimonio, ir a convencer a Giuseppe para llevarse sus lobos a Italia. Al llegar a su cabaña, ayuda a Giuseppe a curar un lobo herido por una trampa. Jacob la siguió sin dejarse ver y reporta a Émile las familiaridades de que fué testigo.
Émile los sorprende por fin al iniciar su relación amorosa; furioso le prende fuego a la cabaña. Cuando Giuseppe descubre el incendio, alcanza a Émile por el camino. Émile empuja a Giuseppe al torrente helado. Angèle obtiene finalmente la autorización para llevarse los lobos a Italia. Giuseppe sube clandestinamente al convoy enviando un gesto discreto a Angèle, muy emocionada por la supervivencia de su salvador y por ver a la distancia, al lobo negro que creía desaparecido con su amo en el torrente.
LOCACIONES: Ile de France, Italie, Rhône-Alpes (Sixt Fer à Cheval, Plateau des Glières, Cormet de Roselend, Cormet d'Arèches vers le Lac des fées)
Filmada con lobos reales, por: Epithète Films / France 2 Cinéma / France 3 Cinéma / Rhône-Alpes Cinéma
Los gendarmes que partieron a buscar el campamento de Angèle lo encuentran desierto. Se les ocurre visitar a Giuseppe, campesino italiano que vive solitario en la montaña. ëste último dormía cuando poasó el accidente. Convencidos de que Angèle o bien murió de frío o fué presa de los lobos, los gendarmes suspenden la búsqueda. Giuseppe encuentra entonces a Angèle, porque el lobo negro que había domesticado la salvó. Angèle, sintiéndose nerviosa por la presencia de Giuseppe, se repone de sus heridas y regresa al pueblo.
Émile sueña con proyectos de abrir la montaña al turismo, pero la presencia de lobos no lo permite. Al deshielo, envía a su hombre de confianza, Jacob, para poner trampas a los lobos. Cuando Angèle intenta convencer a Émile de abandonar sus proyectos, obtiene a cambio de su consentimiento al matrimonio, ir a convencer a Giuseppe para llevarse sus lobos a Italia. Al llegar a su cabaña, ayuda a Giuseppe a curar un lobo herido por una trampa. Jacob la siguió sin dejarse ver y reporta a Émile las familiaridades de que fué testigo.
Émile los sorprende por fin al iniciar su relación amorosa; furioso le prende fuego a la cabaña. Cuando Giuseppe descubre el incendio, alcanza a Émile por el camino. Émile empuja a Giuseppe al torrente helado. Angèle obtiene finalmente la autorización para llevarse los lobos a Italia. Giuseppe sube clandestinamente al convoy enviando un gesto discreto a Angèle, muy emocionada por la supervivencia de su salvador y por ver a la distancia, al lobo negro que creía desaparecido con su amo en el torrente.
LOCACIONES: Ile de France, Italie, Rhône-Alpes (Sixt Fer à Cheval, Plateau des Glières, Cormet de Roselend, Cormet d'Arèches vers le Lac des fées)
Filmada con lobos reales, por: Epithète Films / France 2 Cinéma / France 3 Cinéma / Rhône-Alpes Cinéma
AKA |
La música (los voy a aburrir, ya sé!) es de Armand Amar, quien compuso la banda sonora de HOME. Cada que investigo algo sobre éste autor, me lleva a descubrir ya sea el Doudouk, o bien recordar al Primer Grito (que me llegó, me llegó muy fuerte, recibí el primer grito de Jean y el de Álex, en nuestro hogar) y ahora, "la Doncella y los Lobos". No he visto la película, espero que la TV satelital se ponga las pilas. Oigan el tema principal de La Jeune Fille Et Les Loups:
Seguidamente añado el poema que inspiró ésta historia de la vida real; poema que detalla nuestros sentimientos al enfrentar un enemigo noble, que no nos dá la espalda y sabe morir de frente; cuando como cazadores, nos damos cuenta que no es nuestro enemigo, sino que invadimos su territorio sin permiso y por la fuerza de las armas:
Mis experiencias con lobos allá en Cheuvreuse cuando tenía dos años, mi época de cazador, mas mi locura por los aviones, me impulsan para aburrirlos un poco no mucho. Ni modo, Cuasimodo. ¡Un abrazo!
Fuente:
Seguidamente añado el poema que inspiró ésta historia de la vida real; poema que detalla nuestros sentimientos al enfrentar un enemigo noble, que no nos dá la espalda y sabe morir de frente; cuando como cazadores, nos damos cuenta que no es nuestro enemigo, sino que invadimos su territorio sin permiso y por la fuerza de las armas:
autor: Alfred de Vigny
Les Destinées: poëmes philosophiques
La Mort du Loup (1838 · la Muerte del Lobo)
traducción: el MiLUsos
I
Las nubes corrían sobre la Luna inflamada
como sobre un incendio vemos al humo,
y negros los bosques estaban hasta el horizonte.
Marchábamos sin hablar, entre yerba húmeda,
entre brezos espesos y entre altos matorrales,
cuando, bajo unos pinos similares a los de Landes
apercibimos marcadas las enormes uñas
de aquellos lobos viajeros que acechábamos.
Escuchábamos, reteniendo nuesto aliento
y a paso suspendido.-- Ni el bosque ni la planicie
le soltaban un suspiro a los aires; solamente
la Veleta le gritaba su duelo al firmamento,
pues el viento, elevado muy arriba de las tierras,
no rozaba con sus pies mas que torres solitarias;
y los encinos de abajo, contra las rocas inclinados,
sobre sus codos parecían adormecidos y recostados.
Nada murmuraba entonces, cuando, bajando la cabeza,
el más viejo de los cazadores que formaban ésta búsqueda
oteó la arena, esperando, de rodillas,
que alguna estrella lanzara su resplandor sobre nosotros;
entonces, muy bajito, juró que éstas huellas recientes
delataban la caminata y las potentes garras
de dos grandes Lobos-ataca-ciervos con dos Lobeznos.
Fué cuando todos preparamos nuestros cuchillos
y, escondiendo nuestros fusiles por sus reflejos demasiado brillantes,
fuímos avanzando pasito a paso, apartando todas las ramas.
Tres se detuvieron y yo, buscando qué veían,
apercibí repentinamente dos ojos que flameaban,
viendo más allá algunas formas ligeras
danzando bajo la luna entre los brezos,
como lo hacen a diario, con gran ruido bajo nuestra mirada,
al regreso de su amo los alegres lebreles.
El estilo era semejante y semejante la danza;
mas los infantes del Lobo jugaban en silencio,
sabiendo bien que a dos pasos, durmiendo a medias,
se acuesta entre sus muros el hombre, su enemigo.
El Padre estaba parado, y más lejos, contra un árbol,
su Loba descansaba como aquella de mármol
que adoraban los Romanos, de cuyos flancos velludos
comían los Semi-Dioses Remus y Romulus.
-- El Lobo viene y se asienta, las dos piernas listas
con sus uñas de gancho en la arena metidas.
Se sabía perdido, puesto que lo sorprendieron,
con su retirada copada y todos sus veredas tomadas;
entonces atrapó, con su hocico quemante,
del más audaz perro la garganta jadeante
y nunca entreabrió sus quijadas de hierro,
a pesar de nuestros disparos atravesando su carne
y de nuestros cuchillos agudos que, como tenazas,
se cruzaban hundiéndose entre sus enormes entrañas,
hasta el último momento en que el perro estrangulado,
muerto largo tiempo antes que él, bajo sus pies ha rodado.
El Lobo lo deja entonces y seguidamente nos mira.
Los cuchillos quedaban en su flanco hasta la guarda,
clavándolo al césped todo bañado en su sangre;
nuestros fusiles rodeándolo en siniestra media luna.
Nos miraba todavía para enseguida recostarse,
lamiéndose la sangre extendida en su boca,
y, sin dignarse a saber cómo ha perecido,
cerrando sus grandes ojos, muere sin lanzar grito.
II
Reposé mi frente sobre mi fusil sin pólvora,
tomándome por pensar, y no me pude decidir
a perseguir su Loba y sus hijos que, juntos los tres,
habían querido esperarlo, y, según yo lo creo,
sin sus dos Lobeznos, la bella y sombría viuda
no le hubierado dejado sólo para cumplir tan gran prueba;
pero su deber era el de salvarlos, con el fin
de poderles aprender a bien sufrir el hambre,
para nunca entrar al pacto de los pueblos,
que el hombre ha hecho con animales serviles,
que cazan delante de él para tener una cama,
a los Primeros Dueños del Bosque y de la Roca.
III
¡Ay! pensé yo, a pesar del gran nombre de Hombres,
tengo vergüenza de nosotros, ¡débiles que somos!
Cómo se debe dejar la vida y todos sus males,
son ustedes quienes lo saben, ¡sublimes animales!
Al ver lo que fuimos sobre la tierra y lo que dejamos,
sólo el silencio es grande; todo el resto es debilidad.
-- ¡Ah! te endendí muy bien, salvaje viajero,
y tu última mirada me llegó hasta el corazón.
Decía: "Si puedes, haz que tu alma llegue,
a fuerza de quedar estudiosa y pensativa,
hasta ése alto grado de estoico orgullo
que yo, nacido en los bosques, he alcanzado.
Gemir, llorar o rezar es igualmente cobarde.
Haz enérgicamente tu larga y pesada tarea
por el camino donde la Suerte te quiso llamar,
y, después, como yo, sufre y muere sin hablar."
Les Destinées: poëmes philosophiques
La Mort du Loup (1838 · la Muerte del Lobo)
traducción: el MiLUsos
I
Las nubes corrían sobre la Luna inflamada
como sobre un incendio vemos al humo,
y negros los bosques estaban hasta el horizonte.
Marchábamos sin hablar, entre yerba húmeda,
entre brezos espesos y entre altos matorrales,
cuando, bajo unos pinos similares a los de Landes
apercibimos marcadas las enormes uñas
de aquellos lobos viajeros que acechábamos.
Escuchábamos, reteniendo nuesto aliento
y a paso suspendido.-- Ni el bosque ni la planicie
le soltaban un suspiro a los aires; solamente
la Veleta le gritaba su duelo al firmamento,
pues el viento, elevado muy arriba de las tierras,
no rozaba con sus pies mas que torres solitarias;
y los encinos de abajo, contra las rocas inclinados,
sobre sus codos parecían adormecidos y recostados.
Nada murmuraba entonces, cuando, bajando la cabeza,
el más viejo de los cazadores que formaban ésta búsqueda
oteó la arena, esperando, de rodillas,
que alguna estrella lanzara su resplandor sobre nosotros;
entonces, muy bajito, juró que éstas huellas recientes
delataban la caminata y las potentes garras
de dos grandes Lobos-ataca-ciervos con dos Lobeznos.
Fué cuando todos preparamos nuestros cuchillos
y, escondiendo nuestros fusiles por sus reflejos demasiado brillantes,
fuímos avanzando pasito a paso, apartando todas las ramas.
Tres se detuvieron y yo, buscando qué veían,
apercibí repentinamente dos ojos que flameaban,
viendo más allá algunas formas ligeras
danzando bajo la luna entre los brezos,
como lo hacen a diario, con gran ruido bajo nuestra mirada,
al regreso de su amo los alegres lebreles.
El estilo era semejante y semejante la danza;
mas los infantes del Lobo jugaban en silencio,
sabiendo bien que a dos pasos, durmiendo a medias,
se acuesta entre sus muros el hombre, su enemigo.
El Padre estaba parado, y más lejos, contra un árbol,
su Loba descansaba como aquella de mármol
que adoraban los Romanos, de cuyos flancos velludos
comían los Semi-Dioses Remus y Romulus.
-- El Lobo viene y se asienta, las dos piernas listas
con sus uñas de gancho en la arena metidas.
Se sabía perdido, puesto que lo sorprendieron,
con su retirada copada y todos sus veredas tomadas;
entonces atrapó, con su hocico quemante,
del más audaz perro la garganta jadeante
y nunca entreabrió sus quijadas de hierro,
a pesar de nuestros disparos atravesando su carne
y de nuestros cuchillos agudos que, como tenazas,
se cruzaban hundiéndose entre sus enormes entrañas,
hasta el último momento en que el perro estrangulado,
muerto largo tiempo antes que él, bajo sus pies ha rodado.
El Lobo lo deja entonces y seguidamente nos mira.
Los cuchillos quedaban en su flanco hasta la guarda,
clavándolo al césped todo bañado en su sangre;
nuestros fusiles rodeándolo en siniestra media luna.
Nos miraba todavía para enseguida recostarse,
lamiéndose la sangre extendida en su boca,
y, sin dignarse a saber cómo ha perecido,
cerrando sus grandes ojos, muere sin lanzar grito.
II
Reposé mi frente sobre mi fusil sin pólvora,
tomándome por pensar, y no me pude decidir
a perseguir su Loba y sus hijos que, juntos los tres,
habían querido esperarlo, y, según yo lo creo,
sin sus dos Lobeznos, la bella y sombría viuda
no le hubierado dejado sólo para cumplir tan gran prueba;
pero su deber era el de salvarlos, con el fin
de poderles aprender a bien sufrir el hambre,
para nunca entrar al pacto de los pueblos,
que el hombre ha hecho con animales serviles,
que cazan delante de él para tener una cama,
a los Primeros Dueños del Bosque y de la Roca.
III
¡Ay! pensé yo, a pesar del gran nombre de Hombres,
tengo vergüenza de nosotros, ¡débiles que somos!
Cómo se debe dejar la vida y todos sus males,
son ustedes quienes lo saben, ¡sublimes animales!
Al ver lo que fuimos sobre la tierra y lo que dejamos,
sólo el silencio es grande; todo el resto es debilidad.
-- ¡Ah! te endendí muy bien, salvaje viajero,
y tu última mirada me llegó hasta el corazón.
Decía: "Si puedes, haz que tu alma llegue,
a fuerza de quedar estudiosa y pensativa,
hasta ése alto grado de estoico orgullo
que yo, nacido en los bosques, he alcanzado.
Gemir, llorar o rezar es igualmente cobarde.
Haz enérgicamente tu larga y pesada tarea
por el camino donde la Suerte te quiso llamar,
y, después, como yo, sufre y muere sin hablar."
Mis experiencias con lobos allá en Cheuvreuse cuando tenía dos años, mi época de cazador, mas mi locura por los aviones, me impulsan para aburrirlos un poco no mucho. Ni modo, Cuasimodo. ¡Un abrazo!
Fuente:
Pos que todos los aburrimientos fueran como estos :-)
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