Como aquel farero ciego del DE PROFUNDiS volando una cometa papalota, cuyo aterrizar indica cuándo encender al faro gracias a la calma chicha, tan de sobra conocida por cuantos veleamos a la mar: el Sol cobijado bajo el manto nocturno, amaina al Viento para dormirse y vuesa merced a la merced de corrientes donde flotáis, coreografiadas por Sirenas desde los Arrecifes. Las más veces el Sol ronca dormido y espanta al Viento en dirección opuesta: pero otras no y vuesa merced necesita remar los remos rumbo al puerto del Faro encendido y a la merced de vuesos brazos pende vuesa Vida entera, siempre y cuando las Sirenas quieran corear en suavecito. Más asombra vuesa incapacidad humana, la necesidad -la necedad diría yo- de super héroes, extraña mezcla de miedo con esperanza, de mutantes con extraterrestres, antiguamente llamados deidades y universalmente zoomorfos. Como aquellos indios que ni sabían eran indios adonde viendo al Cortés miraron Centauros Barbados, mediante trágica profecía que estratégicamente excluía pólvora y muerte. No es la Cruz sino los filos que calan al empuñarla como Espada y como dueños del Oro sois menos que desalmados animales: ayer por Paganos y hoy por Terroristas, esclavizados andáis bajo Centauros Barbados desde aquellos ayeres. Así como hoy es cruzar a Marte antiguamente era cruzar a la Otra Ribera, viaje sin regreso con todas vuesas posesiones como bagaje, anque sin la penitencia de beber vuesas excreciones por el camino: una moneda pa’l boga era más que suficiente. Los Sacerdotes cobraban previamente vueso derecho de vía en Oro y Oro os siguen cobrando hoy, tanto la NASA como los Padres curas que ni curan nada.
Menos mal qu’este Huérfano nació Bastardo y bebe Márago Gipe bajo la tutela de Mórrígan.
Comentaba ayer con DRD que somos una arenita en el Desierto ante la vastedad del Universo, que si desaparecemos nuestro planeta, ni en cuenta. Me respondió que por éso hay que mirar al Cielo de Noche. Al repasar mis enlaces TWAN y ver lo nuevo, asomó el Universo preguntando:
»¿Cuántas arenitas del Desierto pueden cantar Música Viva? «
vean la video con altavoces/audífonos prendidos
Posteado en Astronomy Picture of the Day éste video "time-lapse" capturó la luz zodiacal levantando sobre los Himalayas en la región Ladakh, al norte de la India. En ciertos intervalos del año, el horizonte previo al Sol naciente empieza a brillar antes de lo previsto. El Sol no origina directamente éste brillo, es el polvo interplanetario reflejando la luz solar. Conocido como Luz Zoodiacal, éste triángulo brillante suele confundirse con el amanecer, por lo que se denomina como Falso Amanecer.
Se grabaron dos películas en "timelapse" cada una condensando unas cinco horas (de la Medianoche hasta el Amanecer), desde la percha de un bservatorio entre los más elevados del mundo: el Monte Saraswati cercano a Hanle. En su máximo, la naciente Luz Zoodiacal brilla más que el disco central de nuestra Vía Láctea -- visible como una banda diagonal moviéndose de izquierda a derecha atravesando el cuadro.
A continuación una pequeña sinopsis traducida por el MiLUsos:
En una región montañosa cerca de la frontera italiana, durante los años 1920, Angèle estudia para ser veterinaria. Teniendo que enfrentar el desprecio de sus profesores a razón de su sexo, decide hacer sus pininos asociándose con Zhormov, un aventurero buscando animales salvajes para su circo. Pero su avión se estrella en la montaña, y Angèle queda herida. Zhormov la deja con una hoguera encendida y su pistola, recomendándole no dormirse sobre la nieve, y parte él solo a buscar auxilio. A cada uno de ellos se acerca una jauría de lobos amenazadores. Zhormov se reúne con gendarmes que lo llevan a Émile, joven industrial ambicioso, propietario de terrenos en la montaña y prometido de Angèle.
Los gendarmes que partieron a buscar el campamento de Angèle lo encuentran desierto. Se les ocurre visitar a Giuseppe, campesino italiano que vive solitario en la montaña. ëste último dormía cuando poasó el accidente. Convencidos de que Angèle o bien murió de frío o fué presa de los lobos, los gendarmes suspenden la búsqueda. Giuseppe encuentra entonces a Angèle, porque el lobo negro que había domesticado la salvó. Angèle, sintiéndose nerviosa por la presencia de Giuseppe, se repone de sus heridas y regresa al pueblo.
Émile sueña con proyectos de abrir la montaña al turismo, pero la presencia de lobos no lo permite. Al deshielo, envía a su hombre de confianza, Jacob, para poner trampas a los lobos. Cuando Angèle intenta convencer a Émile de abandonar sus proyectos, obtiene a cambio de su consentimiento al matrimonio, ir a convencer a Giuseppe para llevarse sus lobos a Italia. Al llegar a su cabaña, ayuda a Giuseppe a curar un lobo herido por una trampa. Jacob la siguió sin dejarse ver y reporta a Émile las familiaridades de que fué testigo.
Émile los sorprende por fin al iniciar su relación amorosa; furioso le prende fuego a la cabaña. Cuando Giuseppe descubre el incendio, alcanza a Émile por el camino. Émile empuja a Giuseppe al torrente helado. Angèle obtiene finalmente la autorización para llevarse los lobos a Italia. Giuseppe sube clandestinamente al convoy enviando un gesto discreto a Angèle, muy emocionada por la supervivencia de su salvador y por ver a la distancia, al lobo negro que creía desaparecido con su amo en el torrente.
LOCACIONES: Ile de France, Italie, Rhône-Alpes (Sixt Fer à Cheval, Plateau des Glières, Cormet de Roselend, Cormet d'Arèches vers le Lac des fées)
La música (los voy a aburrir, ya sé!) es de Armand Amar, quien compuso la banda sonora de HOME. Cada que investigo algo sobre éste autor, me lleva a descubrir ya sea el Doudouk, o bien recordar al Primer Grito (que me llegó, me llegó muy fuerte, recibí el primer grito de Jean y el de Álex, en nuestro hogar) y ahora, "la Doncella y los Lobos". No he visto la película, espero que la TV satelital se ponga las pilas. Oigan el tema principal de La Jeune Fille Et Les Loups:
Seguidamente añado el poema que inspiró ésta historia de la vida real; poema que detalla nuestros sentimientos al enfrentar un enemigo noble, que no nos dá la espalda y sabe morir de frente; cuando como cazadores, nos damos cuenta que no es nuestro enemigo, sino que invadimos su territorio sin permiso y por la fuerza de las armas:
autor: Alfred de Vigny Les Destinées: poëmes philosophiques La Mort du Loup (1838 · la Muerte del Lobo) traducción: el MiLUsos
I
Las nubes corrían sobre la Luna inflamada como sobre un incendio vemos al humo, y negros los bosques estaban hasta el horizonte.
Marchábamos sin hablar, entre yerba húmeda, entre brezos espesos y entre altos matorrales, cuando, bajo unos pinos similares a los de Landes apercibimos marcadas las enormes uñas de aquellos lobos viajeros que acechábamos.
Escuchábamos, reteniendo nuesto aliento y a paso suspendido.-- Ni el bosque ni la planicie le soltaban un suspiro a los aires; solamente la Veleta le gritaba su duelo al firmamento, pues el viento, elevado muy arriba de las tierras, no rozaba con sus pies mas que torres solitarias; y los encinos de abajo, contra las rocas inclinados, sobre sus codos parecían adormecidos y recostados.
Nada murmuraba entonces, cuando, bajando la cabeza, el más viejo de los cazadores que formaban ésta búsqueda oteó la arena, esperando, de rodillas, que alguna estrella lanzara su resplandor sobre nosotros; entonces, muy bajito, juró que éstas huellas recientes delataban la caminata y las potentes garras de dos grandes Lobos-ataca-ciervos con dos Lobeznos.
Fué cuando todos preparamos nuestros cuchillos y, escondiendo nuestros fusiles por sus reflejos demasiado brillantes, fuímos avanzando pasito a paso, apartando todas las ramas.
Tres se detuvieron y yo, buscando qué veían, apercibí repentinamente dos ojos que flameaban, viendo más allá algunas formas ligeras danzando bajo la luna entre los brezos, como lo hacen a diario, con gran ruido bajo nuestra mirada, al regreso de su amo los alegres lebreles.
El estilo era semejante y semejante la danza; mas los infantes del Lobo jugaban en silencio, sabiendo bien que a dos pasos, durmiendo a medias, se acuesta entre sus muros el hombre, su enemigo.
El Padre estaba parado, y más lejos, contra un árbol, su Loba descansaba como aquella de mármol que adoraban los Romanos, de cuyos flancos velludos comían los Semi-Dioses Remus y Romulus.
-- El Lobo viene y se asienta, las dos piernas listas con sus uñas de gancho en la arena metidas. Se sabía perdido, puesto que lo sorprendieron, con su retirada copada y todos sus veredas tomadas; entonces atrapó, con su hocico quemante, del más audaz perro la garganta jadeante y nunca entreabrió sus quijadas de hierro, a pesar de nuestros disparos atravesando su carne y de nuestros cuchillos agudos que, como tenazas, se cruzaban hundiéndose entre sus enormes entrañas, hasta el último momento en que el perro estrangulado, muerto largo tiempo antes que él, bajo sus pies ha rodado.
El Lobo lo deja entonces y seguidamente nos mira. Los cuchillos quedaban en su flanco hasta la guarda, clavándolo al césped todo bañado en su sangre; nuestros fusiles rodeándolo en siniestra media luna.
Nos miraba todavía para enseguida recostarse, lamiéndose la sangre extendida en su boca, y, sin dignarse a saber cómo ha perecido, cerrando sus grandes ojos, muere sin lanzar grito.
II
Reposé mi frente sobre mi fusil sin pólvora, tomándome por pensar, y no me pude decidir a perseguir su Loba y sus hijos que, juntos los tres, habían querido esperarlo, y, según yo lo creo, sin sus dos Lobeznos, la bella y sombría viuda no le hubierado dejado sólo para cumplir tan gran prueba; pero su deber era el de salvarlos, con el fin de poderles aprender a bien sufrir el hambre, para nunca entrar al pacto de los pueblos, que el hombre ha hecho con animales serviles, que cazan delante de él para tener una cama, a los Primeros Dueños del Bosque y de la Roca.
III
¡Ay! pensé yo, a pesar del gran nombre de Hombres, tengo vergüenza de nosotros, ¡débiles que somos! Cómo se debe dejar la vida y todos sus males, son ustedes quienes lo saben, ¡sublimes animales!
Al ver lo que fuimos sobre la tierra y lo que dejamos, sólo el silencio es grande; todo el resto es debilidad. -- ¡Ah! te endendí muy bien, salvaje viajero, y tu última mirada me llegó hasta el corazón. Decía: "Si puedes, haz que tu alma llegue, a fuerza de quedar estudiosa y pensativa, hasta ése alto grado de estoico orgullo que yo, nacido en los bosques, he alcanzado.
Gemir, llorar o rezar es igualmente cobarde. Haz enérgicamente tu larga y pesada tarea por el camino donde la Suerte te quiso llamar, y, después, como yo, sufre y muere sin hablar."
Mis experiencias con lobos allá en Cheuvreuse cuando tenía dos años, mi época de cazador, mas mi locura por los aviones, me impulsan para aburrirlos un poco no mucho. Ni modo, Cuasimodo. ¡Un abrazo!
La Plena Luna de Octubre me saludó y despuès lloró la Noche. Al amanecer, veo presagios y exuberancias, veo que arribaron las Voladoras ... "las Mensajeras" bien le decía mi compadre Lucio a éstos mis ojos, que a veces ven sin saber mirar ...(¡salúd! compadrito).
"Me dió dos Luceros que cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco"
Apenas pude abrirlos para alimentar mascotas, mientras doña Cafetera destilaba su brebaje. Rojita me sacó la lengua diciendo: -"¡Hombre! Abre bien tus ojos..."- Sin mirar bien aún, saqué éstas fotos con mi Moto V3, para después encender la Radio:
Anunciando mala noticia, la Radio por fin me hizo mirar con ojos desmesurados:-"... Argentina se quedó sin voz ..."- No, no tan sólo Argentina sino todo el Mundo: aunque recuerdo su voz en ésta Ribera. No se llevó nada, tan sólo descansa su cuerpo ya vacío ... tan vacío como me siento yo ... ¡Buen viaje, Amiga!!
1987 - Conocí a Vera recién desempacadita de París, ése mismo día que la Canica se fué sin avisar, sin un hasta pronto y sin un beso; ése mismo día en que yo sí miraba, fué un simple coup de foudre ...
Ya en tórrido romance, invité a Vera (mi Negra) al concierto de Mercedes Sosa (la Negra), en el Auditorio Nacional. Ahí, Vera susurraba detalles de Mercedes, entre canción y canción: de cómo adoptaba niños por todos lados, por ejemplo. Al final del concierto, sorpresivamente me invitó para felicitar a Mercedes.
Entrando al camerino, fué -"Pero ¡si és la mexicanita! ¡Qué buena sorpresa!" de Mercedes (la Negra) viendo a Vera (mi Negra), desapareciéndola dentro de tremendo abrazo. Y que la abrazara yo también, que no me iba a morder. Creo que son las tetas más grandes que he abrazado en ¡toda mi vida! Irradiaba tal calor la PachaMama ése día ... que platicamos hasta entrada la noche. Confidencialmente: concluir otro romance, fué lo que repatrió a Vera desde París, al huír de 'le Métèque', gran amigo del alma de Mercedes ... mi romance, na más fué de rebote: era corazón de goma ¡la condenada Vera!
Moraleja: entre Negras te veas ... y ¡de lo que t'enteras!
Conocida sobre todo por su habilidad empresarial para regentear, en los años 40 y 50, una lujosa casa de citas donde sobraban cocaína y mariguana, frecuentada por políticos, militares, líderes sindicales, empresarios, escritores, músicos, artistas de cine y teatro, figuras del toreo, juniors y uno que otro curioso.
Graciela Olmos apodada La Bandida, fue también una inspirada compositora, contrabandista de whisky en Chicago y soldadera en el ejército de Pancho Villa, cuya terquedad en Celaya le costó la vida, entre otros miles, a su esposo el general Francisco Hernández, El Bandido. Defendida por políticos y defensora de su personal, Graciela fue llevada a la cárcel "por faltas a la moral" en varias ocasiones y otras tantas liberada para proseguir su singular misión como proveedora de placeres caros.
*Mi libro La casa de La Bandida, única biografía autorizada por la legendaria Graciela Olmos, ya me lo pidieron para hacerlo obra de teatro, y tengo entendido que es Víctor Hugo Rascón Banda el encargado de la adaptación. Pero el público debe saber que la biografía inédita de La Bandida está a punto de ser publicada por una editorial española.*
Habla la no menos inspirada y polifacética Estrella Newman, pintora, escultora, musicóloga, estudiosa de las culturas prehispánicas, mexicanista, escritora, fotógrafa, productora de vídeos, viajera, maestra, alumna de Diego y de Rodríguez Lozano y desaprensiva novia de Lara durante tres lustros, pero además, amiga fiel y confidente de Graciela, cuya apasionante vida está dando a conocer.
De una intensidad desconsiderada paliada apenas por su brevedad, a prudente distancia del chismorreo barato, el libro sobre la también extraordinaria compositora se divide en cuatro etapas: su infancia azarosa, su participación en la lucha revolucionaria, su periodo como introductora de whisky en Estados Unidos durante la prohibición y su agridulce trayectoria como protegida y protectora madama en diferentes casas de citas por varios rumbos de la ciudad de México.
En el espléndido, breve y sustancioso prólogo a la obra, Salvador Paniagua Jaén apunta: "La vida de Graciela Olmos, La Bandida, no refleja rincones oscuros de México, al contrario: con las verdades de su tiempo alumbra muchas vergüenzas que oficiosamente se han tratado de ocultar. Quede claro desde este momento: se está hablando de la verdadera vida de una auténtica señora legendaria. Graciela y La Bandida vivieron su historia, luego el pueblo, al contarla, la volvió leyenda y ahora Estrella Newman nos brinda en estas páginas el nivel exacto de su testimonio. Graciela Olmos fue un eslabón entre 'La Bola' y el 'Régimen de Derecho', vivió cantando las lealtades de Pancho Villa y las deslealtades a Miguel Alemán. Para hablar de ella se necesita algo más que conocimientos literarios y valor civil..."
El libro refleja, además de la fuerte personalidad de La Bandida, los talentos varios de la autora, presididos por el encanto de un relato sabroso, puntual y apasionado, de una sencillez aplastante en que la elocuencia reside en la casi inverosímil existencia que se cuenta.
*Fíjate - abunda la autora - que mi amigo Alberto Domingo, recientemente fallecido, fue cantinero y padrote en el lugar de La Bandida y juntos escribimos un hermoso corrido, modestia aparte, en honor de ella, que entre otros versos dice (Estrella canturrea despreocupada entre las miradas sorprendidas de algunos clientes del restorán en que conversamos)*:
Por el rumbo de Chihuahua, donde la vida se juega al palo de una baraja o en un tiro de rayuela,
donde se chamusca el alma por una ingrata rejega y se empeña el corazón con toda la sangre anexa.
Por un cachito de suelo o un grito de bandera, en ese Norte encantado donde los cielos se abrevan, una noche de fandango abrió los ojos Graciela.
Contra lo que muchos afirman, la Olmos no nació en 1896, sino en 1895 y tampoco es originaria de Irapuato o de León, Guanajuato, sino del municipio de Casas Grandes, Chihuahua, concretamente de la hacienda de La Buenaventura, donde su padre era caporal y gozaba de ciertos privilegios por parte del patrón.
*Sin embargo, desde muy niña, Graciela sintió en carne propia el mordisco de la injusticia. Era la sirvienta exclusiva de las hijas del patrón, un hombre amargado que quedó viudo muy joven luego de procrear con su mujer dos hijas que eran el azote de la hacienda*
*Graciela tenía que sacar muchos baldes de agua de una noria para regar las plantas, darle de comer a los animales y limpiar el enorme caserón de la hacienda, e inclusive llegó a sentir los fuetazos del patrón por no terminar a tiempo las tareas que se le habían encomendado* - relata Estrella.
¿Por qué el sobrenombre de La Bandida?
*En la primera década del siglo XX, Francisco Villa, el original; Chuy Trujillo, Doroteo Arango, que adoptaría el nombre y apellido de Villa a la muerte de éste, y José Hernández, antiguo maestro apodado El Bandido, comenzaron a asaltar haciendas para luego quitarse la etiqueta de gavilleros y ponerse la de revolucionarios*.
*Los hacendados comenzaron entonces a contratar gatilleros para defender sus propiedades. El patrón de La Buenaventura ajustó a más de 60 pistoleros a sueldo, que sumados a los que tenía de planta hacían un contingente de más de cien hombres. Hasta allí llegaron los revolucionarios mencionados y arrasaron con todo y con todos, asesinando su gente al patrón, a sus hijas, a una tía de éstas y a muchos trabajadores de la hacienda, incluidos los padres de Graciela, quien tuvo que huir en compañía de Benjamín, su único hermano*.
*Por azares de la vida, años más tarde, cuando ella, de 18, está en un internado de monjas, en Irapuato, vuelve a encontrarse con El Bandido. Las circunstancias de tan increíble rencuentro están en el libro. El caso es que Graciela acaba casándose con él, adquiriendo el apodo y las obligaciones de toda soldadera. Posteriormente El Chato Guerra la promovería en el medio artístico como La Bandida*.
Heroínas de carne y hueso
Estrella Newman añade que - *huyendo de la tragedia que habían vivido en Chihuahua los hermanos Olmos, Graciela y Benjamín, quien andando el tiempo se haría sacerdote, lograron llegar a la ciudad de México en 1907, donde entre otros oficios vendían periódicos y dormían en los pórticos de las iglesias*, - refiere con fruición la maestra, que a lo largo de 15 años de charlas y confidencias pudo recabar de La Bandida los pormenores de su extraordinaria vida, que serán conocidos en un libro de inminente aparición, imaginativamente ilustrado.
*Una pareja porfiriana - prosigue Newman - la recoge, la adopta y la manda para aprender a leer y escribir al colegio de Las Vizcaínas. Con la caída de Porfirio Díaz la pareja se va a vivir a España y envían a Graciela a un internado de monjas en Irapuato, donde en vez de alumna acaba como sirvienta: sus padres adoptivos dejaron de mandar dinero para su educación*.
*Allí ocurre el increíble rencuentro y matrimonio religioso, como condición para dejar el internado, con José Hernández, El Bandido, y a su lado inicia su etapa como soldadera, en la que nutrirá su existencia y su inspiración al conocer y convivir con futuras leyendas de carne y hueso, como Petra Herrera - autora del corrido Carabina 30-30 -, Juana Gallo, La Sol, La Valentina, Marieta y Adelita, esta última una joven de buena familia de Ciudad Juárez que por su dedicación alcanzó el grado de coronela de la Cruz Blanca, que atendía heridos de ambos bandos*.
*Así que la fecunda inspiración de Graciela Olmos como compositora de corridos - continúa Estrella - no es urbana ni de oídas, sino que brota de la vida vivida en el frente de batalla como miembro de las fuerzas villistas*.
Fue una auténtica juglar de la época revolucionaria que además, ya en la ciudad de México, retrató en nuevos corridos, ahora citadinos, a infinidad de personajes, antiguos conocidos o políticos nuevos que desfilaron por sus casas; conforme crecía la ciudad o cambiaban los funcionarios, ella tenía que reubicar la suya.
*Por eso, junto a corridos tan buenos como Siete leguas, Benito Canales, el de Durango, o Benjamín Argumedo, hay boleros de la calidad de La enramada, que han grabado tantos tríos y solistas, y La diosa del mar, mejor conocida como La carabela, éxito póstumo de Javier Solís. Las letras de varias composiciones a políticos, militares, empresarios y demás, aparecen en mi libro, y junto va la música, para que los lectores puedan cantar y divertirse con esos corridos, que en aquel entonces no se podían cantar en público sino en un salón privado. A los aludidos podían gustarles o no, pero nadie chistaba. A Ruiz Cortines, recién llegado a la Presidencia, le compuso uno que decía entre otros versos*:
La Bandida ya no puede con la ley de la mordaza, va a empezar a abrir la boca y a ver qué cabrones pasa...
Líderes y gobernantes todititos son igual, el pueblo se muere de hambre y ellos usan Cadillac...
*Chela me contó que La Adelita es de la inspiración de Juan del Río, un seminarista con grado de sargento que se enamoró perdidamente de la soldadera, a la que acompañaba como su sombra y le compuso el famoso y bello corrido con un organillo de boca. Fueron de tal calidad y por tantos años los servicios prestados en el frente por Adela Velarde, que así se apellidaba Adelita, que Venustiano Carranza la condecoró con la Medalla al Valor y le otorgó el grado de coronela del Ejército Constitucionalista*.
*Fueron amigas toda la vida, Chela en sus casas y Adelita trabajando 30 años en el Archivo General de la Nación. La última vez que se vieron fue en un banquete que les ofreció el gobernador de Hidalgo, Quintín Rueda Villagrán, en Real del Monte*.
Regreso a la ciudad de México
Prosigue la biógrafa: - *A los 20 años de edad Graciela Olmos queda viuda de José Hernández, El Bandido, quien murió en la batalla de Celaya, y decide volver a la ciudad de México. Allí se dedica a jugar fuerte al póquer y para colmo, se ve involucrada en la venta de joyas junto con Juan Mérigo de la Banda del automóvil gris, por lo que a finales de 1922 se traslada a Ciudad Juárez. Al enterarse del asesinato de Francisco Villa, en 1923, cruza a El Paso Texas, donde el general villista Rodrigo M. Quevedo la incorpora a un negocio insólito: la fabricación de whisky en Ciudad Juárez y su venta en Chicago*.
*Graciela era mujer de trabajo, de organización y de agallas - continúa Newman - por lo que pronto la pusieron al frente de un distrito en esa ciudad, precisamente en los dominios de Al Capone, quien complacido por el desempeño de sus socios mexicanos, cierta vez invitó al general Quevedo y a La Bandida a su lujosa mansión, donde ofrecía una gran fiesta a miembros de la mafia. Ahí, recordaba Olmos, el mismísimo Capone le pidió que cantara Cielito lindo, La cucaracha y La Adelita; esta última se la acompañó en español el famoso y temible gángster*.
*Pero no todo eran brindis y fiestas, por lo que al poco tiempo Graciela decidió mejor 'pelarse', en ambos sentidos, ya que se cortó el pelo y vestida con un traje de hombre a su medida, sombrero y un maletín con 46 mil dólares, burló a un aburrido policía en el hotel y enfiló presurosa rumbo a la frontera mexicana. En 1929 encontró en Tampico al Chato Guerra, promotor artístico, quien luego sería el dueño del cabaret Folies Bergere en la capital, pero que entre tanto a Chela más que partido como cancionera le sacó muy buen dinero en malas inversiones y peores partidas de póquer*.
*Obviamente la compañía quebró, pero Graciela se hizo amiga de la estrella del espectáculo, Ruth Delorche, 'que tenía el monte de Venus más hermoso del mundo', según me dijo La Bandida, y en 1933 pusieron un lugar denominado Las Mexicanitas. La primera se encargaba de la variedad y 'los platillos' y la Olmos de la administración*.
*Era tal la belleza de Ruth, amante por entonces del general Calles, que Agustín Lara deslumbrado e inspirado, le compuso Señora tentación. Graciela me contaba que muchas mujeres se han paqueteado con el cuento de que Agustín se inspiró en ellas, pero la verdad es que esa canción se la inspiró Ruth Delorche*.
¿Cómo empezó la relación entre tú y La Bandida?
- pregunto a la polifacética Estrella Newman, biógrafa del increíble personaje en que se convirtió la persona de Graciela Olmos, y próxima a dar a la imprenta las confidencias que aquella le hizo.
*Carlos Madrazo, el político tabasqueño - contesta la también pintora y escultora - me presentó con La Bandida cuando yo tenía unos 15 años de edad. Al poco tiempo la mujer me dijo: 'Eres la hija que hubiera querido tener' y nació una sólida amistad que duraría hasta su muerte, a los 67 años de ser la emperatriz de su propia existencia, luego de más de tres lustros de mantener una comunicación constante entre las dos. Me heredó gruesos rollos de película de Salvador Toscano sobre la Revolución, y poco después de su partida me puse a grabar todo lo que iba recordando. La única foto que tengo con ella nos la tomaron cuando yo tenía 18 años. Estamos con El Güero Batillas, uno de sus guardaespaldas*.
*Me contaba Graciela - añade Estrella - que alrededor de 1935 decidió 'cerrar la fábrica y abstenerse de tener pareja y relaciones sexuales'. Apenas rebasaba los 40 años, pero más que por su físico creo que esa decisión obedeció a las experiencias vividas con hombres tras la muerte de su esposo, José Hernández El Bandido, quien además de general de Villa había sido maestro*.
Las Mexicanitas
Nos quedamos - le recuerdo a la maestra Newman - en que La Bandida y Ruth Delorche 'la del monte de Venus más bello del mundo', pusieron en la ciudad de México un lugar llamado Las Mexicanitas.
*Allí Graciela empezó a generar simpatías con los empleados, meseros y policías, así como con los clientes; que lo mismo eran banqueros y funcionarios que poetas, escritores y periodistas. Su espíritu bohemio envolvía a cuantos iban a divertirse bebiendo y cantando, no nomás en busca de mujeres. Ello empezó a despertar los celos en la dotada Ruth, que no podía creer que personalidad y corridos mataran belleza*.('verbo mata carita', decimos en México - el MiLUsos)
*La gota se derramó cuando Ruth, luego de advertirle que no quería nada de parodias, llevó a La Bandida a una fiesta que daba el general Calles en Cuernavaca. Como Graciela Olmos descubriera entre los comensales a varios tenientes, capitanes y coroneles villistas convertidos ahora en generales e incrustados en el gobierno en turno, contrariada decidió estrenar su sentido corrido Siete leguas, que había compuesto en honor del Centauro del Norte, pues su lealtad a éste rebasó inclusive el amargo recuerdo de Celaya*.
*En el gobierno cardenista se inició una fuerte campaña contra las casas de juego, que iban de la mano con las casas de citas, por lo que Graciela manejó sus negocios desde un penthouse del hotel Regis, por abajo del agua y pagando frecuentes multas para que sus hijitas fueran puestas en libertad inmediatamente. Unos meses antes de entregar el poder el general Cárdenas, con ayuda de los líderes Fidel Velázquez y Fernando Amilpa, Graciela Olmos abrió la casa de La Bandida*.
*Pero decir casa es un decir. Hablamos de una residencia amplísima, reluciente de limpia, con funcional distribución, amplio comedor central, elegante bar, finas cortinas, siete cocineras, cien hermosas mujeres de planta, cien meseros, 60 guitarras, legiones de músicos y cantantes y 10 mil pesos diarios, de los años 40, para el almuerzo gratuito de sus hijotos, como llamaba a su personal*.
*Teresa, Leticia, La Malinche, Esther, La Gata, La Valentina, Carmen, Laura, Linda, Aída, La Nancy, Consuelo, Mireya, La Rubia, Luisa La China, La Obsidiana, La Milagros, Nely, Ambar, María del Pueblito, La Bigotes, Rebeca, Urania, Consuelo, La Torera, Raquel... y muchas otras mujeres hermosas. No pocas de estas bellezas terminaron como artistas de cine y teatro, otras son actualmente señoras de sociedad, ricas y con hijos profesionistas. La Bandida las quería, las capacitaba y las cuidaba porque, decía, 'donde hay buenas putas no hay hambre'.*
*En efecto, las hijitas de Graciela tenían que asistir todos los días a clases de estética y danza con el maestro Alfonso Vargas; de natación con René Muñiz y de buenos modales y urbanidad con la maestra Rosita. De las calles de Durango debió cambiarse a la avenida Ejército Nacional y a otras ubicaciones, no sólo por el crecimiento de la ciudad sino porque además había quejas, ya que muchos de los clientes echaban bala cuando estaban contentos*.
*Otros abrieron casas y casinos y La Bandida, lejos de enojarse, les decía: 'Tú di que la casa es mía y verás que ya no te molestan', pues fué amiga y protegida de muchos, entre otros de Maximino Avila Camacho y del presidente Miguel Alemán. Todo lo que ganó, Graciela lo gastó y lo regaló. No era avara ni usurera, sino mujer de empresa, eficiente pero desprendida*.
Newman agrega: - *Desde luego lo que más se conoce de la casa de La Bandida, antes que la coca y la mariguana que se consumían o los ricos y famosos que la frecuentaban, es la maravillosa legión de compositores, músicos y cantantes que ahí trabajaron para luego, gracias a su talento y a veces a las medidas radicales de la Olmos, saltar a la fama*.
*Compositores geniales como Agustín Lara, su amigo de siempre, no su empleado, o Alvaro Carrillo a quien yo llevé - precisa Newman - o José Alfredo Jiménez, otro amigo entrañable; tríos espléndidos como Los Tres Ases, Los Panchos, Los Diamantes; intérpretes de lujo, como Marco Antonio Muñiz, Pepe Jara, Miguel Aceves Mejía, Carlos Lico, Beny Moré, a quien le encantaba ir a beber y a cantarles a las muchachas, Cuco Sánchez o Javier Solís*.
*Renombrados actores y cómicos, pelotaris, tahúres, galleros y propietarios de caballos de carrera, eran sus amigos y clientes, así como Diego Rivera y Pablo Neruda. Y claro, figurones del toreo de esa época, como El Soldado, hermano espiritual de Graciela, Silverio, Garza y Manolete, que no era místico delante de las mujeres, sino pundonoroso delante de los toros*.
*Cercana su muerte, serena e irónica, le dijo a un grupo de periodistas: 'Cabrones, a mí no me vayan a poner como heroína porque yo fui sólo cocaína'.*
*Sin dinero - concluye Estrella Newman emocionada - por casi todos olvidada, una noche de mayo de 1962 Graciela Olmos descansó de decirle sí a la vida. Fué amortajada por la madre superiora de un asilo de huérfanos a la que Graciela ayudaba; llegó a darle los últimos auxilios y a echar agua bendita sobre su féretro, su hermano sacerdote Benjamín El Beato, como ella le decía. No pudo tener mejor epitafio que su propia inspiración*:
Ya la enramada se secó el cielo el agua le negó...
HOY, nadie como Moncayo escenificado por Velasco pa prender memorias; ambos personajes, destacan l'alma esencial ahí donde hice camino al andar con doña Radio en "Huapango a Cielo Mayor" en nuestro "Bula Matari" (VW 181 "Safari") cerrado con lona por la noche y de día, abierto naturalmente; a menos que llueva y hasta las micas empañantes van puestas, no digo.
HOY, amanece tras los Volcanes. Muy abrigado, salgo en el Mirador Vuelta Alta al nacer del Sol. Una Lucero alumbra al penacho guerrero en digonal paralela y con tantas luces coloridas, que apaga al Huapango y seguimos andando en Sol nacido con el Viento sin lona.
HOY, negra tan oscura la Noche como mi Safari ascendiendo rocas tan con tres pistones; como yo tan cansado y como Doña Radio tan entonando "Trovas Campiranas para Asaltos, Contrabandos y Emboscadas Nocturnas". Váya luces las del tipo pegado a nuestra defensa trasera; taladrando así mis pupilas por la retrovisora, ensombrecen mi camino. Al fin encumbro y ya veloz con la gravedad, mi "Bula Matari" derrapa bien agarrando las curvas de bajada; las cegadoras van quedando atrás hasta apagarse. Con ayuda de una recta larga, las cegadoras atacan nuevamente por la retrovisora. Más curvas cerradas las alejan y otra recta larga les permite alcanzarnos, encendiéndose entonces un carrusel rojiazul: es una Patrulla de Caminos y Puentes Federales. Sin licencia y con alivio detengo la Safari, las manos bien visibles al volante. Un Oficial jóven alumbra al interior mientras quito la ventana de mica, reclamándole:
-"¿Porqué diablos no encendió sus torretas desde el principio? Me puso un susto ... creí que me asaltaban."- Viendo mi equipaje, pregunta:
-"¿De dónde viene?"- -"De Acapulco al DeFectuoso, donde dejé a mi vieja"- -"¿Cuál es su destino?"- -"Voy a Tlayacápan donde usted tiene su casa"- Sorprendido con tal invitación y notando mi cansancio, afloja:
-"Bien, siga su camino más despacio para llegar entero, ya no corra tanto"- Así, sin pedirme licencia ni nada y se vá. Cosa rara que no tenga pareja y más tan de noche y con la famita del paraje. La Safari sigue andando con tres pistones y abajo, entre árboles de montaña tan negros como tan oscura la Noche, parpadean las acogedoras luces de Tlayacapan.