LUNA LLENA enamorando a CHEVREUSE
DESDE PAMPLONA (1948/52) me extrañaba la actitud de mi hermana mayor sobre el tema Chevreuse (aquel mi Bosque), allá donde nacieron los primeros pasos que pavimentan mi Camino; desde conceptos de belleza y estética, hasta éste amor por la Naturaleza que me permite convivir con otros animales; desde notar que los humanos somos terribles bestias, hasta hallar excepciones que me reconcilian con mi propia especie. Ya en Madrid (1952/56) Arlette evadía el tema descaradamente. Expresar un simple -"Recuerdo que madame Bastié..."- era interrumpido como ducha helada mirando al cielo con un -"Oh oui oui, Chevreuse..."- en ése tonito pacientemente tan falso de aquella que tiene un hermanito simplón y descerebrado. Vinimos a México poco antes de que Arlette se casara con Gaby en 1956 y residieran en los United States: son el único matrimonio duradero en TODA nuestra familia por tres generaciones.
Pasaron los años y en 2001 nos encontramos por última vez, celebrando (bueno, yo sí celebraba) la defunción del General, mi padre. Mientras los demás discutían con voces a venas de cuello hinchadas e índices amenazantes ¿cuántas pertenencias no se pudo llevar y a quiénes le correspondían?, conversaba con mi hermana mayor y salió el tema Chevreuse. Arlette exclamó sin contenerse:
-"¡Es que no tienes idea cómo era TU madre (y suya también ¿O NÓ?) antes de conocer a TU padre!"- (el padre de Arlette dejó a Line viuda) y pensé a hocico cerrado menos mal, que cuando lo abro salen bombas Molotov: -"¿Porqué no enterró rencores en el Panteón de Tepoztlán, cuando depositamos el cuerpo de Line allá por 1980?"- y mejor cambié de conversación. Celebraba depositar el cuerpo del General porque cerraba un círculo que ni tenía en cuenta hasta que enfrenté su cuerpo: NADiE muere DOS VECES y un duelo tan añejo que se lo llevó el Olvido cuando murió para mí hace 45 años, tampoco tiene repetición. Aún así no me heredó rencores ni malos recuerdos mi desconocido padre, sino agradecimiento: educó y casó a las también desconocidas hijas de mi fallido matrimonio, borrando así nuestro abandono en España cuando vino a México... para vivir con ‘la otra’: la misma vieja historia de tantas migraciones y matrimonios fallidos. La Vida y el Tiempo hacen mancuerna para darnos lecciones de Sabiduría y pacificar nuestros corazones, cuando tienes los ojos bien abiertos y sabes mirar.
Pasaron 13 años más para que Arlette navegara hacia la Otra Ribera con Gaby, sin volvernos a ver por acá. De vez en cuando me pregunto en silencio: ¿Porqué mis recuerdos, en vez de rencores y odios como todo mundo, contienen momentos de suprema belleza y alegría, compartidos ocasionalmente con tan escasos humanos? ¿Porqué normalmente otros prefieren sufrir la Vida como Calvario, azotarse con alambre de púas y comer cuanto vidrio molido encuentren, anque sean chimuelos?
Recientemente se reveló ésta historia bajo la propia óptica de Arlette: si me visitó como la Canica antes de navegar hacia la Otra Ribera (ver La Visita) francamente ni sé, porque nunca se quiso hacer visible (¿vergüenza, acaso?) o bien, fué mi conveniente desmemoria.
Pasaron los años y en 2001 nos encontramos por última vez, celebrando (bueno, yo sí celebraba) la defunción del General, mi padre. Mientras los demás discutían con voces a venas de cuello hinchadas e índices amenazantes ¿cuántas pertenencias no se pudo llevar y a quiénes le correspondían?, conversaba con mi hermana mayor y salió el tema Chevreuse. Arlette exclamó sin contenerse:
-"¡Es que no tienes idea cómo era TU madre (y suya también ¿O NÓ?) antes de conocer a TU padre!"- (el padre de Arlette dejó a Line viuda) y pensé a hocico cerrado menos mal, que cuando lo abro salen bombas Molotov: -"¿Porqué no enterró rencores en el Panteón de Tepoztlán, cuando depositamos el cuerpo de Line allá por 1980?"- y mejor cambié de conversación. Celebraba depositar el cuerpo del General porque cerraba un círculo que ni tenía en cuenta hasta que enfrenté su cuerpo: NADiE muere DOS VECES y un duelo tan añejo que se lo llevó el Olvido cuando murió para mí hace 45 años, tampoco tiene repetición. Aún así no me heredó rencores ni malos recuerdos mi desconocido padre, sino agradecimiento: educó y casó a las también desconocidas hijas de mi fallido matrimonio, borrando así nuestro abandono en España cuando vino a México... para vivir con ‘la otra’: la misma vieja historia de tantas migraciones y matrimonios fallidos. La Vida y el Tiempo hacen mancuerna para darnos lecciones de Sabiduría y pacificar nuestros corazones, cuando tienes los ojos bien abiertos y sabes mirar.
Pasaron 13 años más para que Arlette navegara hacia la Otra Ribera con Gaby, sin volvernos a ver por acá. De vez en cuando me pregunto en silencio: ¿Porqué mis recuerdos, en vez de rencores y odios como todo mundo, contienen momentos de suprema belleza y alegría, compartidos ocasionalmente con tan escasos humanos? ¿Porqué normalmente otros prefieren sufrir la Vida como Calvario, azotarse con alambre de púas y comer cuanto vidrio molido encuentren, anque sean chimuelos?
Recientemente se reveló ésta historia bajo la propia óptica de Arlette: si me visitó como la Canica antes de navegar hacia la Otra Ribera (ver La Visita) francamente ni sé, porque nunca se quiso hacer visible (¿vergüenza, acaso?) o bien, fué mi conveniente desmemoria.
PARiS, 23 DE JUNiO 1940
FRANÇE 1940.- Al ocupar Francia los alemanes y tomar París, Line hizo amistad con el Waffen SS Oberführer (ingeniero del ejército) que tenía a su cargo el movimiento de los trenes franceses. Entre copas y confidencias Line le reveló que la adinerada familia de su primer matrimonio, pagó abogados para quitarle la patria potestad de Arlette.
Huérfana desde sus tiernos seis añitos y de padre desconocido, la familia del Tío Pablo le hizo la vida tan insoportable que Line estudió enfermería para vivir lejos e independiente. Conociendo un acaudalado hacendado del Congo Belga, se casó sin pensarlo más y se fué a vivir con él hasta el corazón de África. Embarazarse de Arlette y atestiguar tantas torturas que aplicaban a los trabajadores negros en vez de sueldo, acabó con su utópica luna de miel mientras el alcoholismo del hacendado lo acabó con la botella en mano. Viuda, Line regresó a Bélgica con su hija para acordar con los suegros la herencia de Arlete… pero ¡¡qué iban a compartir nada con ésa bastarda aventurera!! Le quitaron la hija, la patria potestad y la exiliaron de Bélgica. Line se fué a trabajar a París hasta que lo invadieron les sales tête de boches.
El Oberführer urdió un plan: Bélgica fué tomada antes que Francia y también ahí mandaba la Wermacht (ejército alemán). Nadie les impidió pasar la frontera, tomar el castillo de los abuelos por asalto, secuestrar Arlette y salirse, apoyados con un batallón SS que comandaba mi tío Otto el de los planeadores. Pero ante las autoridades belgas, los abuelos levantaron una denuncia de secuestro ... ¡¡contra Line nada más!! (NADiE se atrevía a decir NADA contra ningún general alemán, por aquello de la Gestapo). Hasta aquel día de 1980 cuaqndo guardamos a Line en el camposanto de Tepoztlán, seguía vigente la orden de detención por éste secuestro: así de rancias y vengativas son las leyes bien belgas. Line jamás volvió a pisar la Bélgique.
A la única que nadie tomó en cuenta ni le pidieron opinión, fué Arlette. Cambiar su opulento castillo de abuelos consentidores, por un departamento en París con una chimenea de espejos (preciosa, eso sí: lástima que si la encendías se estrellaban TODOS) y con un medio hermanito bebé, acaparador de atenciones maternas… Arlette tenía 9 años entonces y no le hizo ninguna gracia ser mi niñera asignada. Bajar desde la huevona Nobleza belga, ser familia con el enemigo y ponerse a trabajar además: ¡¡Qué horror!!
Huérfana desde sus tiernos seis añitos y de padre desconocido, la familia del Tío Pablo le hizo la vida tan insoportable que Line estudió enfermería para vivir lejos e independiente. Conociendo un acaudalado hacendado del Congo Belga, se casó sin pensarlo más y se fué a vivir con él hasta el corazón de África. Embarazarse de Arlette y atestiguar tantas torturas que aplicaban a los trabajadores negros en vez de sueldo, acabó con su utópica luna de miel mientras el alcoholismo del hacendado lo acabó con la botella en mano. Viuda, Line regresó a Bélgica con su hija para acordar con los suegros la herencia de Arlete… pero ¡¡qué iban a compartir nada con ésa bastarda aventurera!! Le quitaron la hija, la patria potestad y la exiliaron de Bélgica. Line se fué a trabajar a París hasta que lo invadieron les sales tête de boches.
El Oberführer urdió un plan: Bélgica fué tomada antes que Francia y también ahí mandaba la Wermacht (ejército alemán). Nadie les impidió pasar la frontera, tomar el castillo de los abuelos por asalto, secuestrar Arlette y salirse, apoyados con un batallón SS que comandaba mi tío Otto el de los planeadores. Pero ante las autoridades belgas, los abuelos levantaron una denuncia de secuestro ... ¡¡contra Line nada más!! (NADiE se atrevía a decir NADA contra ningún general alemán, por aquello de la Gestapo). Hasta aquel día de 1980 cuaqndo guardamos a Line en el camposanto de Tepoztlán, seguía vigente la orden de detención por éste secuestro: así de rancias y vengativas son las leyes bien belgas. Line jamás volvió a pisar la Bélgique.
A la única que nadie tomó en cuenta ni le pidieron opinión, fué Arlette. Cambiar su opulento castillo de abuelos consentidores, por un departamento en París con una chimenea de espejos (preciosa, eso sí: lástima que si la encendías se estrellaban TODOS) y con un medio hermanito bebé, acaparador de atenciones maternas… Arlette tenía 9 años entonces y no le hizo ninguna gracia ser mi niñera asignada. Bajar desde la huevona Nobleza belga, ser familia con el enemigo y ponerse a trabajar además: ¡¡Qué horror!!
PARiS, 25 DE AGOSTO 1944
FRANÇE 1944.- Llegó el desembarco de Normandía y el ahora SS-Brigadeführer und Generalmajor der Waffen-SS, movía sus trenes a diestra y siniestra hasta que se perdió la guerra. Logramos quedar escondidos en la vallée de Chevreuse, saliendo por la Puerta de Versalles, ahí mismo por donde pasó la División del general Leclerc para liberar París. Pasamos de ser "raza aria superior" a ser "carne de paredón" en un abrir y cerrar de ojos: herr Generalmajor der Waffen SS era considerado "nazi" y doña Line era considerada "colaboradora" -Arlette y yo como modestos rehenes na más-, por Dios y por la Patria.
Para Arlette, la niñez opulenta del castillo abuelitario se tornó en finca abandonada, sin agua caliente ni corriente, sin luz ni trabajadores. Los señores Bastié habían tenido mucha riqueza, pero con la fatal economía francesa de la preguerra perdieron todo y sólo les quedaba ésta desvencijada hacienda. Teníamos que hacer TODO y los inviernos eran duros. A falta de nietos nos tomaron como familia, pero Arlette los aborreció al instante: llevaba excelente relación con sus opulentos abuelos belgas antes que Line la secuestrara. Bajar desde la huevona Nobleza al Lumpenproletariat, nunca es paso fácil y menos en plena pubertad: añadamos “el pequeño detalle” de tener precio sobre nuestras cabezas.
Recuerdo bien las lecturas y cuentos de los abuelos Bastié, en sendas cenas frente al perol de la chimenea. Eran aventuras difíciles, retos inimaginables y sin embargo, los héroes lograban su cometido y salían adelante (menos en la leyenda del inocente Sigfrido: lo mata su mejor amigo) . El Libro de la Selva fué toda una revelación: menos mal que no teníamos osos ni tigres, pero una manada de lobos sí y venían para pedirme nuestras sobras. La primera vez que un alce buscó refugio en el establo junto a las vacas, estiré la mano y agachó su hocico para resoplarme todas sus babas como muestra de carino y amistad.
Durante la Navidad armando la crèche de Noël, contaban cómo el niño Jesús había sido buscado para ejecutarlo, como nos buscaban ahora. Escondida en un pesebre con techo de paja, María trajo al pequeño Jesús bajo el aliento del burro y del buey para calentarlo; igualito a nuestro pesebre, donde cada mañana ayudaba limpiando la ordeña. Los ‘americanos’ eran los modernos Esbirros de Herodes y sus persecuciones. Aladino fué otro descubrimiento: ahí la dificultad era escoger entre tantas grandes aventuras. Ya ni digamos Alí Babá y los Cuarenta Ladrones, tan criminales como nosotros y grandes héroes entre los marginados. Las Mil y Una Noches me dejaban soñando con la princesa cuentista de velos translúcidos y danzas del vientre, igualita a mis primeras gitanas de aquel verano cuando acamparon tan cerquita de la finca.
Entiendo que me prevenían para no caer de rehén y que la matazón alrededor nuestro me pareciera una gran epopeya. Arlette en cambio, aborrecía sus voces e historias marginales; para nada reemplazaban a sus amados (y sobre todo opulentos) abuelos belgas. Fueron sus peores momentos y la marcaron de por vida, así como a mis padres. Yo carecía de parámetros para medir la causa de tanta angustia, ni tampoco sabía de poderes y riquezas privilegiadas tan perdidas como añoradas. Nada más conocía al Bosque cuyos bichos nos ayudaban y cuyos frutos nos alimentaban.
Tiene un costo el ver la Vida así, desde aquel Bosque rústico hasta hoy. Cuando mi amor por la Naturaleza se marchita en las urbes, me llevo toda la familia a la Selva como si el mundo entero así pensara y no fueran como Arlette, tan ubicados al Centro de la Boa (viendo un sombrero), mientras yo estoy a la Izquierda de la Boa (viendo que tragó un Elefante Blanco). Tampoco TODO MUNDO tiene que ser disléxico ni autista (soy autista funcional, anque los de mi entorno digan que ¿funcional? no tanto). Las gentes ven la marginalidad como una desgracia, la sufren y se trauman; yo en cambio encuentro amistades valiosas, mucha solidaridad humana y valores universales, como ser aceptado por lo que SOY y no porque ADEUDO una falsa Zona de Confort basada en hipotecas, préstamos y otros ahórcate más. También aborrezco la ruidosa vida nocturna urbana: sus falsas luces opacan a la Noche, a la música de las Esferas y a la danza de las Estrellas.
De por allá también surgió mi intransigencia con el General: cruzamos el pantano sin mancharnos el plumaje como familia francesa, para luego abandonarnos y hacer otra familia germana porque Alemania ya se levantaba. A mis 13 años le retiré el habla, borré su memoria y seguí errante mi camino. Algo le remordía o no hubiera cargado con sus dos nietas, las hijas de mi frustrado matrimonio. Resulta que su pareja era estéril y sólo así complementaron una familia.
Cuando la Vida y el Tiempo así entrelazan nuestros Destinos derrochando Sabiduría, NOMÁS HAY QUE ESTAR ALERTA Y NO PERDERSE EN iNFiERNiTOS (ni cremaciones)...
Para Arlette, la niñez opulenta del castillo abuelitario se tornó en finca abandonada, sin agua caliente ni corriente, sin luz ni trabajadores. Los señores Bastié habían tenido mucha riqueza, pero con la fatal economía francesa de la preguerra perdieron todo y sólo les quedaba ésta desvencijada hacienda. Teníamos que hacer TODO y los inviernos eran duros. A falta de nietos nos tomaron como familia, pero Arlette los aborreció al instante: llevaba excelente relación con sus opulentos abuelos belgas antes que Line la secuestrara. Bajar desde la huevona Nobleza al Lumpenproletariat, nunca es paso fácil y menos en plena pubertad: añadamos “el pequeño detalle” de tener precio sobre nuestras cabezas.
Recuerdo bien las lecturas y cuentos de los abuelos Bastié, en sendas cenas frente al perol de la chimenea. Eran aventuras difíciles, retos inimaginables y sin embargo, los héroes lograban su cometido y salían adelante (menos en la leyenda del inocente Sigfrido: lo mata su mejor amigo) . El Libro de la Selva fué toda una revelación: menos mal que no teníamos osos ni tigres, pero una manada de lobos sí y venían para pedirme nuestras sobras. La primera vez que un alce buscó refugio en el establo junto a las vacas, estiré la mano y agachó su hocico para resoplarme todas sus babas como muestra de carino y amistad.
Durante la Navidad armando la crèche de Noël, contaban cómo el niño Jesús había sido buscado para ejecutarlo, como nos buscaban ahora. Escondida en un pesebre con techo de paja, María trajo al pequeño Jesús bajo el aliento del burro y del buey para calentarlo; igualito a nuestro pesebre, donde cada mañana ayudaba limpiando la ordeña. Los ‘americanos’ eran los modernos Esbirros de Herodes y sus persecuciones. Aladino fué otro descubrimiento: ahí la dificultad era escoger entre tantas grandes aventuras. Ya ni digamos Alí Babá y los Cuarenta Ladrones, tan criminales como nosotros y grandes héroes entre los marginados. Las Mil y Una Noches me dejaban soñando con la princesa cuentista de velos translúcidos y danzas del vientre, igualita a mis primeras gitanas de aquel verano cuando acamparon tan cerquita de la finca.
Entiendo que me prevenían para no caer de rehén y que la matazón alrededor nuestro me pareciera una gran epopeya. Arlette en cambio, aborrecía sus voces e historias marginales; para nada reemplazaban a sus amados (y sobre todo opulentos) abuelos belgas. Fueron sus peores momentos y la marcaron de por vida, así como a mis padres. Yo carecía de parámetros para medir la causa de tanta angustia, ni tampoco sabía de poderes y riquezas privilegiadas tan perdidas como añoradas. Nada más conocía al Bosque cuyos bichos nos ayudaban y cuyos frutos nos alimentaban.
Tiene un costo el ver la Vida así, desde aquel Bosque rústico hasta hoy. Cuando mi amor por la Naturaleza se marchita en las urbes, me llevo toda la familia a la Selva como si el mundo entero así pensara y no fueran como Arlette, tan ubicados al Centro de la Boa (viendo un sombrero), mientras yo estoy a la Izquierda de la Boa (viendo que tragó un Elefante Blanco). Tampoco TODO MUNDO tiene que ser disléxico ni autista (soy autista funcional, anque los de mi entorno digan que ¿funcional? no tanto). Las gentes ven la marginalidad como una desgracia, la sufren y se trauman; yo en cambio encuentro amistades valiosas, mucha solidaridad humana y valores universales, como ser aceptado por lo que SOY y no porque ADEUDO una falsa Zona de Confort basada en hipotecas, préstamos y otros ahórcate más. También aborrezco la ruidosa vida nocturna urbana: sus falsas luces opacan a la Noche, a la música de las Esferas y a la danza de las Estrellas.
De por allá también surgió mi intransigencia con el General: cruzamos el pantano sin mancharnos el plumaje como familia francesa, para luego abandonarnos y hacer otra familia germana porque Alemania ya se levantaba. A mis 13 años le retiré el habla, borré su memoria y seguí errante mi camino. Algo le remordía o no hubiera cargado con sus dos nietas, las hijas de mi frustrado matrimonio. Resulta que su pareja era estéril y sólo así complementaron una familia.
Cuando la Vida y el Tiempo así entrelazan nuestros Destinos derrochando Sabiduría, NOMÁS HAY QUE ESTAR ALERTA Y NO PERDERSE EN iNFiERNiTOS (ni cremaciones)...
Música para la Cremación del Brigadeführer und Generalmajor der Waffen-SS
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